Desde el plano Federal
la Auditoría Superior,
nos exhibe su labor
del pasado año fiscal.
En CONACYT al final
números definitivos,
dejan saldos negativos
pues son “becarios” polémicos,
ciento setenta académicos
que resultaron “no vivos”.
En ese mismo cuaderno
ya con ritos funerarios,
dos cientos de funcionarios
cobran becas del gobierno.
Tal vez por un pacto eterno
con sustentos astronómicos,
o trámites tragicómicos
por extraño malabar,
pero les hacen llegar
los apoyos económicos.
En el Programa social
de Jóvenes Construyendo
el Futuro, se fue haciendo
otro podrido tamal.
Recibían beca formal
dos cientos beneficiarios,
que ya percibían salarios
en distintas dependencias,
donde tenían con vigencias
contrato de funcionarios.
Ofrecieron pormenores
que se hizo pago fugaz,
de dos millones y más
a cinco investigadores.
Eméritos los señores
con currículo de halago,
sin embargo no hubo un vago
mecanismo que sirviera,
como una prueba cualquiera
para sustentar el pago.