En suelo veracruzano
aumenta la larga lista,
muerte de la periodista
de nombre Myriam Serrano.
Esta vez camión urbano
llegado el anochecer,
sin fijarse al parecer
arrolló a la reportera,
porque iba en loca carrera
Armando M. el chofer.
Él como la mayoría
conduce en forma taruga,
e intentó darse a la fuga
pensando que escaparía.
Con decisión y energía
taxista y acompañante,
a ese cafre del volante
que se las da de chofer,
lo pudieron detener
unas cuadras adelante.
Hasta cuando autoridades
podrán ponerles un alto,
a esas fieras del asfalto
sin que haya complicidades.
Hay que ver las unidades
que echan humo sin cesar,
asientos para olvidar
pues son piezas de museo,
con un tenaz traqueteo
y música a todo dar.
Cuando antes en la ciudad
al pasaje le han subido,
tres veces han prometido
“control de velocidad”.
No se ha vuelto realidad
pues con sus malas maneras,
se suben a las aceras
rebasan sin precaución,
y en brutal exhibición
siguen jugando carreras.