Los Porkys de Costa de Oro,
y Porkys de Tampiquera,
pintan de alguna manera
nuestro social deterioro.
Causa mayúsculo azoro
este delito brutal.
Resultado natural
al no haber firme comando,
de que estemos provocando
descomposición social.
A un año ya del delito
no se miran resultados,
se busca por todos lados
sin un efecto expedito.
Pero hay un doliente grito
de la familia impaciente,
a quien queda solamente
oír pretexto oficial,
de que aún nuestro Fiscal
está armando el expediente.
La tragedia familiar
de las jóvenes violadas,
ha cubierto las jornadas
de distracción popular.
De cierta forma acallar
nuestro provinciano infierno,
que al parecer ya es eterno
con dañinas situaciones,
sin que encuentre soluciones
este impopular gobierno.
Se pretende día con día
no escuchen nuestros oídos,
sobre desaparecidos
que plagió la policía.
No investigan todavía
al jefe más elevado,
al funcionario encargado
de la policía temida;
al Secretario que cuida
Seguridad del Estado.