Veracruz lo tuvo aquí
exhibiendo su grandeza,
a Enrique Ochoa Reza
el presidente del PRI.
Asemeja un maniquí
algo fuera de lugar.
Pero por su bienestar
ante sucesos nefastos,
viajó sin medir los gastos
en avión particular.
Soltó prédica con datos
demostrando voluntad,
de checar la honestidad
en futuros candidatos.
Sostuvo en sus alegatos
que aunque incite a las tormentas,
librará batallas cruentas
para que sus militantes,
sean transparentes actuantes
y haya rendición de cuentas.
Con criterios encendidos
impondrá mismos formatos,
también a los candidatos
que pongan otros partidos.
Dijo serán perseguidos
los de gestión retorcida.
Pero a drástica medida
le sumó los exabruptos:
que a políticos corruptos
el PRI no dará cabida.
Al escuchar tal decreto
de que no darán cabida,
supongo que tal medida
es porque ya hay cupo completo.
Hasta el más simple sujeto
toma una cosa por cierta,
que si expulsan en reyerta
a corruptos al azar,
tal vez nadie va a quedar
ni para cerrar la puerta.