Con la fuerza del cincel
golpeado por un martillo,
calló en oficial mundillo
la renuncia de Fidel.
Se le ha puesto un cascabel
que su vanidad lesiona.
Hoy finalmente reacciona
a los golpes de arcabuz
y regresa a Veracruz
el Cónsul de Barcelona.
Con estruendosas bocinas
para juicio popular,
se le acusa de comprar
apócrifas medicinas.
Esas acciones mezquinas
de tétrica galería,
mueven a la antipatía
porque a enfermos no sanaban;
sobre todo que se usaban
para cancerología.
Con su distintivo modo
de manejar la política,
ante la más dura crítica
él está negando todo.
Afirma que en su período
no se malversó ni un peso
y ahora que está de regreso
enfrentará acusaciones,
porque en sus instituciones
no sucedió nada de eso.
Va a zarandear al estado
esta guerra sin cuartel,
pues de seguro Fidel
no se va a quedar callado.
Tendremos de lado y lado
expresiones con dureza.
Ha de volar con certeza
lodo por aquí y allá,
que el morbo alborotará
porque esto apenas empieza.