Sin nada que celebrar
en este siete de junio,
por el terrible infortunio
de violencia singular.
Náufragos en este mar
de calendarios inciertos,
no se hallan seguros puertos
en dónde cantar victoria,
pues vienen a la memoria
tantos periodistas muertos.
No existe alguna razón
en el estado y país,
para celebrar feliz
la “libertad de expresión”.
Quisiéramos atención
a familiares dolidos,
ver que ya están decididos
a dar su mejor afán,
para saber dónde están
tantos desaparecidos.
Con indudable certeza
los culpables sean juzgados,
no resulten liberados
por corrupción o torpeza.
Mueve a la rabia y tristeza
rampante barbaridad.
Lastima a la sociedad
ver cotidianos relatos,
de muchos asesinatos
con total impunidad.
Cierto es que por ningún lado
se divisa panorama,
en donde violencia y drama
ya sean cosa del pasado.
Está el crimen desatado
sin que se vea solución.
Hasta parece ilusión
que este sueño se realice
y pronto se garantice
la “Libertad de Expresión”.