Como inequívoca seña
y sin que a nadie sorprenda,
a Secretaría de Hacienda
renunció Meade Kuribreña.
Desde luego Enrique Peña
ya le estudió el pedigrí.
A escondidas le dio el si
con bendición de seguro,
para que sea en un futuro
el candidato del PRI.
El dedazo es evidente
para próxima elección,
el otro año la nación
tendrá un nuevo presidente.
Meade se dice independiente,
administrador sensato.
Espera que el aparato
priista se regocije,
en sus siglas lo cobije
y lo haga su candidato.
Hay otros que querían ser
pero al no tener padrino,
se quedan en el camino
sin opción a contender.
Y se deben someter
a suprema decisión.
Además es la opinión
del electoral sustrato,
no querer un candidato
ligado a la corrupción.
Ya el Presidente fijó
su postura en ese tema,
y no debe haber problema
con el nombre que eligió.
Ahora esperemos que no
empiece la desbandada.
Los que no obtuvieron nada
las contras quieran jugar
y se vayan a voltear
con MORENA, a la cargada.