Toda nuestra sociedad
en homenaje oportuno,
celebró este día veintiuno
el día de la Ancianidad.
Reconociendo en verdad
a quien ya anduvo un buen trecho.
Al que vive satisfecho
del valor de su experiencia,
pues lo dicta la sentencia:
“buey viejo, surco derecho”.
No se escatiman festejos
en ámbito familiar,
sin importar el lugar
se ha celebrado a los viejos.
Pero faltos de complejos
su desparpajo subyuga.
Los dolores apechuga
y con vigor establece,
que “el corazón no envejece
el cuero es el que se arruga”.
No sueltan los espejuelos
se apoyan en el bastón,
actúan con limitación
lentamente los abuelos.
Ya cumplieron sus anhelos
de progreso en el hogar.
Su tiempo se va a acabar
pero aunque suene a gracejo,
“si es triste llegar a viejo
es más triste no llegar”.
Lejana la juventud
también los mejores años,
el cuerpo resiente daños
por la mermada la salud.
Las fuerzas en plenitud
ha mucho han quedado atrás.
Pero no cambia jamás
el refrán que dice así:
“a como te ves me vi,
como me ves te verás”.