Tiene la iglesia un mandato
con primitivas posturas,
obligando que los curas
mantengan el celibato.
Compromiso del beato
no tener vida sexual.
Reprimir deseo carnal
decidiendo su lealtad,
entre la paternidad
y la vida clerical.
Este tema en que hoy abundo
con gran respeto se trata,
pues lo que aquí se relata
es de análisis profundo.
Repartidos por el mundo
subsistiendo vida hostil,
cuando menos hay diez mil
hijos de curas católicos,
según unos melancólicos
que investigan tal perfil.
Se ha creado un movimiento
donde cuentan sin mitotes,
los hijos de sacerdotes
historias de sufrimiento.
Cuestionan su nacimiento
sin comprender el descuadre.
Solo saben del compadre
que les dio la bendición,
“hijos del silencio” son
los que claman por su padre.
Desde luego un asterisco
le pone este grupo al tema,
esperando que el dilema
resuelva el Papa Francisco.
Levantarían obelisco
celebrando regocijos.
Que ya sin más escondrijos
sin castigo ni ataduras,
se permitiera a los curas
el casarse y tener hijos.