Midieron fuerzas alternas
en el PAN con un ritual,
porque a nivel estatal
hubo elecciones internas.
No fueron nada fraternas
ya que en esta votación,
compra de votos, coacción
amenazas y desmán,
al grupo Joaquín Guzmán
acusa Mancha Alarcón.
Con el olor de revancha
en conteos preliminares,
daban en muchos lugares
el triunfo de Pepe Mancha.
Pero vino la avalancha
con un efecto tremendo.
El número fue creciendo
en el norte del estado,
para invertir resultado
ganando Joaquín Rosendo.
Según dicen los cronistas
en comentario analítico,
que es duro golpe político
para todos los “yunistas”.
Programaciones previstas
echarán a la basura.
Al meterlos en cintura
según díceres comunes,
no jugará el chiquiyunes
próxima gubernatura.
Se demostró el malestar
hasta ahora contenido,
por convertir al partido
en franquicia familiar.
Pero se puede esperar
por comentarios duartistas,
que extrañando sus conquistas
y tajantes triunfos fijos,
el padre como los hijos
ahora se vuelvan priistas.