En medio del cataclismo
por el que se pasa hoy día,
ha surgido una teoría
que se llama “Biocentrismo”.
En unos, escepticismo
en otros parece chiste.
Pretende quitar lo triste
en el supuesto romántico,
según científico cuántico
de que la muerte no existe.
Entendimiento no alcanza
conceptos tiempo y espacio,
según lo sustenta reacio
concluyente Robert Lanza.
Ataca la desconfianza
en su bosquejo tremendo.
Afirma que nuestro atuendo
solamente es metafísico,
que aun sin el cuerpo físico
seguiremos existiendo.
Plantea posibilidad
que la vida no se frene,
aunque nuestro cuerpo tiene
fecha de caducidad.
Persiste la actividad
de cierto modo kafkiana,
asevera que se engrana
la mente a universo en ducto
y que la muerte producto
es, de la conciencia humana.
Seguro causa revuelos
también su eventual sentencia,
en que plantea la existencia
de universos paralelos.
Habrá quien esos modelos
mire como un espejismo
y en admirable optimismo
soñará en un porvenir,
en el que no va a morir
si se afilia al “Biocentrismo”.