palabras poco corteses,
contra de los feligreses
de un sacerdote en Brasil.
La actitud fue más que hostil
en su lenguaje agresivo.
Disparate irreflexivo
absurdo sin cortapisa,
soltó durante una misa
que era trasmitida en vivo.
Su mente cayó al abismo
o en corrompidos depósitos,
olvidando los propósitos
sublimes del cristianismo.
Sin ápice de humanismo
en penosa situación,
vertió prosaica expresión
que manda a la guillotina,
la católica doctrina
que es de amor y de perdón.
Hablando de la pandemia
dijo que por su tamaño,
ha causado mucho daño
y que ya la cura apremia.
De allí soltó la blasfemia
en una frase concisa.
Pidió de forma precisa
desde cristiana tribuna,
¡ que no les den la vacuna
a quienes no van a misa !.
Complementó en su locura
que los que a misa no fueran,
por lo menos que se mueran
antes que llegue la cura.
Tan reprochable postura
hace que el pelo se erice.
Urge que se le exorcice
evocando al Redentor,
con: “perdónalo señor
pues no sabe lo que dice”.