A la agresión contra infantes
al fin se le puso un ancla,
se aprueba “ley anti chancla”
con dictámenes tajantes.
Los sucesos alarmantes
entre el golpe y el pellizco,
fraguaron ambiente arisco
merecedor de cuidado,
por eso se ha legislado
recientemente en Jalisco.
No se permiten tormentos
ni chancla ni cinturón,
mucho menos bofetón
a malos comportamientos.
Ya los métodos violentos
sancionará un tribunal.
Si hay castigo corporal
de los padres o parientes,
sufrirán penas vigentes
en el Código Penal.
Servirán de garantía
varios centros de atención
y para más protección
una Procuraduría.
Con mucha sabiduría
hay que darles la enseñanza.
Brindar apoyo y confianza
sin agresión ni violencia,
esperando en consecuencia
resulte una buena crianza.
Desde luego la violencia
nos parece reprobable,
es mucho más aceptable
la cordura y la paciencia.
Pero ante la negligencia
o una actitud libertina,
no resultará dañina
la influencia de un corrector,
que haga sentir el rigor
e imponga la disciplina.