Gabriel con la anunciación
del divino advenimiento,
nos renovó el sentimiento
de amor y de compasión.
Y revivió la ilusión
la noticia que vendría,
aquel que nos salvaría
del pecado y la maldad,
por eso en la Navidad
todo ha de ser alegría.
De Oriente Magos llegaron
a rendirle pleitesía,
en su gran sabiduría
al Niño Dios adoraron.
Ricos presentes llevaron
y en su condición de Reyes,
soliviantaron las leyes,
que Herodes en su ignorancia,
quiso restarle importancia
a quien fuera Rey de Reyes.
En Belén fue el nacimiento
de nuestro niño bendito
y según estaba escrito
derramó dicha y contento.
Mas tengo el presentimiento
que si eligiera Jesús
dónde ver su primer luz,
seguro que escogería
por su gracia y su alegría,
nacer aquí… en Veracruz.
P. D.
Cuando se llegue la hora
de partir hacia otro plano,
será tarde que temprano
una acción devastadora.
Pero no ver nueva aurora
no me causa desconsuelo.
Ni al Edén partiré en vuelo
buscando seres de luz,
porque viví en Veracruz
que es ¡ la sucursal del cielo !.