Del estado de Sonora
a casarse fue a Jalisco,
en fiesta con asterisco
hija de Gobernadora.
El derroche y lujo aflora
con ostentación y brillo.
No se limitó al bolsillo
pues según unas versiones,
gastaron ocho millones
en show que les dio “el potrillo”.
El encanto femenil
fue en la novia de alarido,
porque le costó el vestido
dicen ciento ochenta mil.
La suntuosidad textil
lucen damas copetonas.
En la hacienda y sus casonas
para la fiesta descrita,
afirman se dieron cita
mil cuatrocientas personas.
No falta quien con su ingenio
por la fiesta e invitados,
diga al ver los resultados
que es la boda del sexenio.
Aparece en el proscenio
con actitudes graníticas,
Claudia Pavlovich que a críticas
pone el pecho arrebatada,
asegurando de entrada
que son cuestiones políticas.
Primero se encoleriza
y luego con insistencia,
que es víctima de violencia
de género, exterioriza.
Los ataques neutraliza
en su coto de poder,
quiere hacer y deshacer,
de modo errático actuar,
sin poderla criticar
tan solo por ser mujer.