Este informe tremebundo
espero a muchos asombre:
en Zimbabwe existe el hombre
más fértil de todo el mundo.
Haciendo conteo rotundo
presenta números fijos.
Manifiesta regocijos
por sus dieciséis mujeres,
contando entre sus haberes
ciento cincuenta y un hijos.
No le hostigan las sospechas
ni sufre escenas penosas,
a toditas sus esposas
las mantiene satisfechas.
Les tiene horarios y fechas
que oficia tranquilamente.
Después de una, la siguiente
en reiterada rutina
y en fogosa disciplina
cumple a cuatro diariamente.
Platica con desparpajo
comportamiento asombroso
y dice muy orgulloso
que no tiene otro trabajo.
Su vida es un agasajo
de agotadoras jornadas.
Al gozar de sus amadas
arrebata instantes plenos,
asegurando que al menos
dos están embarazadas.
No hay problema que le inquiete
no piensa en cómo ni cuándo,
pues dice que está buscando
la número diecisiete.
Con ese enorme paquete
que es de pólvora un barril,
su pensamiento senil
ya se le hace revoltijos,
porque dice que en los hijos
pretende llegar a mil.