Tiempo necesitarán
para mirar qué se obtiene,
en la casa de Andrés “N”
situada en Atizapán.
Poniendo todo su afán
autoridad decidida,
hace la inspección debida
para aclarar el asunto,
pues se dice que el presunto
es serial feminicida.
De los sucesos extraños
sin inquietud ni fastidios,
confiesa feminicidios
que fueron treinta en veinte años.
Al parecer no hay engaños
en tétricos manifiestos,
porque ya han quedado expuestos
al hacer excavaciones,
según dicen las versiones
algunos humanos restos.
En el cateo han hallado
restos óseos por doquier,
también bolsas de mujer
igual que ropa y calzado.
Hay asombro demasiado
por éstas informaciones.
En las investigaciones
han descubierto tarjetas,
datos en unas libretas
y presuntas grabaciones.
Confeso feminicida
que es de la tercera edad,
a tétrica actividad
ha dedicado su vida.
En su mente retorcida
al re transitar sus huellas,
relámpagos y centellas
son factibles de escuchar,
cuando dice sin pesar
que se comió algunas de ellas.