Hay controversia evidente
en la gramática cuando,
toman diferente bando
sobre lenguaje incluyente.
En novedosa corriente
hay quienes insisten que,
se debe incluir la “e”
para que sean más realistas,
los términos feministas
y los LGBT.
Aunque al idioma atropelle
modificando la huella,
en lugar de él o ella
pretenden que se use “elle”.
No obstante al lenguaje melle
pretensión estrafalaria,
consideran necesaria
tal práctica peculiar,
para que puedan lograr
sociedad igualitaria.
Si otro género se infiere,
por no parecer grosero,
en lugar de compañero
hay que decir “compañere”.
De igual modo considere
que así el asunto prosigue.
Se hará de algún “enemigue”
si entre tantos acomodes,
dijo todos y no “todes”
o el amigo y no “le amigue”.
Sin que hayan hostilidades
por aire, tierra o marítimas,
son válidas y legítimas
todas las identidades.
Pero las diversidades
de género con cuidado,
deben buscar resultado
en su lucha policroma,
sin destrozar nuestro idioma
de por si tan estropeado.