“Es bueno ser algo feo
pero no tan cacarizo”,
dice este refrán preciso
que a la autoestima es golpeo.
Perturba en un parpadeo
a unos que leyendo están.
Pero en positivo plan
que “la suerte de la fea,
la bonita la desea”
se afirma en otro refrán.
El que no es guapo tal cual
dice que “el hombre y el oso
entre más feo más hermoso”
para no sentirse mal.
Aunque en el plano visual
pronto la fealdad se advierte,
el amor todo convierte
tanto que en su devenir,
hay quien puede presumir
“ser feo pero con suerte”.
Cualidad que descontrola
por ser causa de rechazo,
recibe un espaldarazo
de cafetería española.
Su política enarbola
la igualdad en su apogeo.
Sin entrar en regateo
según ofertas recientes,
les promociona a sus clientes
un “descuento por ser feo”.
Yo con el firme argumento
de que si no soy muy guapo,
tampoco soy un guiñapo
rechazaré tal descuento.
Aunque no estoy muy contento
con mis encantos fortuitos,
ni soy de los favoritos
porque visto descuidado;
“no me han visto bien peinado
y con mis otros trapitos”