XXI
Casi no puedo creer
tantos años que han pasado,
mi amor lo han acrecentado
mis hijos y mi mujer.
Los problemas y el deber
no me dan temor alguno,
por ellos con gusto ayuno,
no me pesa la jornada
y si “veinte años no es nada”,
apenas llevamos uno.
XXII
Al recorrer la mirada
en el tiempo transcurrido,
la vida toma sentido,
porque en la lucha librada,
lo hermoso de tu mirada
y la alegría de tu voz,
me hace agradecer a Dios
cada instante disfrutado,
pues los años han pasado
y ya suman veintidós.
XXIII
Mi cabello ha de pintar
el tiempo que es implacable,
también ha de ser culpable
de mi lento caminar.
Puede que hasta haga fallar
mis fuerzas alguna vez,
quizá me afecte el estrés;
pero de mi amor la cuenta
cada aniversario aumenta
y ya suman veintitrés.
XXIV
Un año más de alegría
juntos hemos disfrutado,
sigo de ti enamorado,
gozándote cada día.
Das con tu vida a la mía
gusto, emoción y sabor
y sé que tengo el mejor
motivo de regocijos:
con mi mujer y mis hijos
veinticuatro años de amor.
XLVI
Sin aceptar la vejez
como parte de mi historia,
le adjudico a la memoria
una mayor lucidez.
Presumiendo madurez
evoco frases sinceras,
alabanzas verdaderas
ante el rumbo que escogí,
para gozar junto a ti
cuarenta y seis primaveras.