En nuestros aconteceres
se revela nuevo inciso,
a un hombre dieron permiso
casarse con dos mujeres.
lo aprobó por sus poderes
en Puebla un juez generoso.
Estudio meticuloso
lo llevó a dar testimonio,
para el primer matrimonio
llamado “poliamoroso”.
Consentimiento tan raro
aunque a muchos les asombre,
se dio a petición de un hombre
que había interpuesto un amparo.
Puede parecer descaro
pero en firme posición,
según su interpretación
por arbitrajes malhechos,
se violarían sus derechos
al ser discriminación.
Podrá de modo legal
casarse con dos mujeres,
formando a sus pareceres
una “familia plural”.
Pero el tedio marital
le mostrará su aspereza,
entenderá la torpeza
de aventura que emprendió,
porque solo se buscó
“palo para su cabeza”.
Con los códigos actuales
pueden en el porvenir,
aferrarse en exigir
derechos fundamentales.
Pero matrimonios tales
son modas que han de pasar.
No buscan el bienestar
por eso siempre recuerda,
“cada quien teje la cuerda
con la que se quiere ahorcar”.