Faltó acción disciplinaria
ante “bullying” reportado
y hubo final desdichado
en escuela secundaria.
Ya era cosa rutinaria
según periodismo informa,
que de una u otra forma
agresiones habituales,
físicas como verbales
estaba sufriendo Norma.
Como la molestia empeora
por el asedio evidente,
se decide finalmente
enfrentar a su agresora.
No hubo acción conciliadora
en los propios ni en extraños.
Sin meditar en los daños
concertaron desafío,
en un paraje sombrío
con apenas catorce años.
En propósito malsano
que su cabeza aturdió,
su rival le arremetió
con una piedra en la mano.
Y luego el gesto inhumano
de concurrencia escolar,
que de manera vulgar
gritaba como conjuro,
dale más, dale más duro
no le dejes de pegar.
Soltó agresora en sus planos
ante madre que se queja:
“su hija murió por pendeja
pues no metió ni las manos”.
Aquí preceptos cristianos
nunca fueron aplicables.
Pero acciones lamentables
de los hijos hoy en día,
por crecer sin Dios ni guía
los padres somos culpables.