Sentires contradictorios
por quien dirija al final,
Coordinación Nacional
en Asuntos Migratorios.
Son cambios propiciatorios
dada la actual confusión,
por letal deflagración
que causó vergüenza y luto,
en el actual Instituto
Nacional de Migración.
De tal nombre se prescinde
y se quiere a nuevo mote,
lo dirija el sacerdote
Alejandro Solalinde.
Que sus esfuerzos los brinde
en bien del menesteroso.
Aunque ya hubo un religioso
que le acusa en forma drástica,
de indisciplina eclesiástica
en terreno pantanoso.
Con su mensaje lacónico
le subraya en el cuaderno,
que se incrusta en el gobierno
contra el derecho canónico.
Es proceder antagónico
andar en ese borlote.
Que si insiste en el mitote
contra la iglesia y su guía,
entonces sí perdería
condición de sacerdote.
Estará en cargo honorario
el Presidente asevera,
será jefe sin barrera
pero no tendrá salario.
No pasa por “funcionario”
al menos oficialmente,
pero la iglesia renuente
lo retiraría de cura,
sin ver que lo que él procura
es ayudar a la gente.