La reforma energética impulsada por el entonces presidente Enrique Peña Nieto en el 2013, marcó un antes y un después en el neoliberalismo mexicano.
Ni Carlos Salinas de Gortari fue capaz de meterse con PEMEX.
Hubo motivos, desde luego: el nacionalismo mexicano tuvo en PEMEX, durante el resto del siglo XX y a partir de la expropiación petrolera de 1938, un elemento de peso en la construcción de la identidad nacional.
Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón aplaudieron la reforma de Peña Nieto, a la cual tampoco tuvieron el valor de arribar.
Privatizar PEMEX, eso fue lo que inició Peña Nieto con el aval de su partido, el PRI, pero también del PAN –con el cual le une una identidad ideológica de derecha- y el PRD, partido de izquierda que ya perdía fuerza desde entonces y luce como un guiñapo político los días que corren…
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Los ataques firmes, virulentos contra el neoliberalismo como el modelo macroeconómico que destrozó a México, han sido permanentes desde la voz de Andrés Manuel López Obrador durante más de tres décadas.
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Durante el 2021 –me refiero al año, no a los discursos del presidente- López Obrador impulsó reformas en las Leyes de la Industria Eléctrica y de Hidrocarburos, para fortalecer a PEMEX y CFE como empresas de Estado y alejar las inversiones privadas en ambas áreas.
El presidente se ha propuesto el rescate de PEMEX durante su sexenio y con tal objetivo ha fortalecido la inyección de dinero al organismo, vía –entre otras estrategias- la disminución de sus aportaciones a la hacienda pública.
También, AMLO se ha mantenido firme en su concepción nacionalista del manejo de los recursos energéticos, a través de la construcción de la refinería Olmeca, en Dos Bocas, Tabasco.
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Con Peña Nieto se otorgaron contratos a empresas privadas –nacionales y extranjeras- en el ramo energético; con Andrés Manuel López Obrador se optó por cerrar esas puertas incluso a empresas que ya estaban contratadas.
Dada la existencia de un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, empresas de esos países protestaron.
Desde el 2022 se han presentado controversias de empresarios norteamericanos, canadienses y europeos –vía sus respectivos gobiernos- por la afectación de sus intereses a partir de las reformas legales del gobierno mexicano.
En el caso de Estados Unidos y Canadá, los defensores de la causa empresarial norteamericana fundamentan sus argumentos en el T-MEC, acuerdo firmado por AMLO en el 2020.
El T-MEC representa la continuidad del TLC signado por Carlos Salinas de Gortari y que entró en vigor a partir de 1994.
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Va un resumen:
El Tratado de Libre Comercio es un acuerdo entre países para facilitar el comercio mutuo vía la cancelación de aranceles aduaneros.
Con múltiples detalles que abarcan aspectos laborales, ambientales, financieros, de apertura a la inversión, entre otros, el TLC -hoy T-MEC- constituye un ejemplo contundente de ejercicio macroeconómico neoliberal, tan criticado por el presidente López Obrador.
Haber firmado el T-MEC con su contraparte Donald Trump, en Estados Unidos, y Justin Trudeau, de Canadá, contradice el espíritu nacionalista y de apoyo a un modelo macroeconómico estatista por parte de nuestro presidente.
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La 4T ha defendido la titularidad del Estado sobre el sector energético, con el fortalecimiento –según la versión oficial- de la CFE y el rescate de PEMEX, pero nada más…
El resto del mercado mexicano está abierto a la inversión privada nacional y extranjera, principalmente de Estados Unidos y de Canadá.
Hay más: en enero del 2023 López Obrador y Trudeau tuvieron acuerdos para frenar las quejas de empresarios canadienses con inversiones en el ramo eléctrico y minero en nuestro país.
Con Joe Biden también hubo arreglo.
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Remito a dos notas de El Universal sobre el tema de inversiones privadas en el sector petrolero mexicano.
El pasado 23 de agosto, se publicó:
“AMLO se jacta de rescatar Pemex sin dar marcha atrás a la Reforma Energética
´Ya rescatamos a Pemex y no hizo falta dar marcha atrás a la reforma energética, porque tuvimos la suerte que no le dio tiempo de entregar todo el potencial energético de México: Repito entregaron sólo el 20% y con lo que dejaron estamos sacando adelante al país".
En conferencia de prensa, el mandatario recordó que a los "tecnócratas corruptos" no los importaba extraer el petróleo, sino los contratos.
"Lo puedo probar como los que entregaron a Repsol, en el periodo de Calderón en la Cuenca Burgos, para extraer más gas, saquearon y al final no hubo más gas que el que ya producía Pemex, se llevaron mucho dinero, negocios jugosos para las empresas y malos para la nación´.
El presidente López Obrador acusó que los neoliberales engañaron que con la reforma energética iba a allegar la inversión extranjera a raudales.
Pero de los 110 contratos que dieron a privados para la explotación de crudo solo tres están activos y producen 40 mil barriles diarios, "todos los demás los usaron en las bolsas con fines de especulación”.
Luego, hace cuatro días se publicó esta nueva nota:
“AMLO “palomeó” los contratos de reforma energética: Amexhi
Historia de Everardo Martínez
Los contratos que emanan de la reforma energética, en la que se entregaron aprobaciones para la extracción de petróleo por parte de privados fueron revisados y “palomeados” por el presidente Andrés Manuel López Obrador, y ahora son un éxito, aseguró Merlín Cochran, director general de la Asociación Mexicana de Empresas de Hidrocarburos (Amexhi).
En entrevista con EL UNIVERSAL, señaló que la reforma energética presentada en 2013 y cristalizada en este sector en 2018 ha generado recursos para el erario, así como transferencias de tecnología a Pemex y producción a la plataforma petrolera del país.
“Esto ha sido un éxito en extracción para el país. Si bien, las metas de producción no se han alcanzado, se van a alcanzar, porque hay un éxito geológico en estos contratos que se otorgaron y sólo es cuestión de tiempo”, añadió.
Además, se ha reflejado en inversiones por más de 28 mil millones de dólares de 2018 a la fecha. Esta cifra corresponde a una bolsa de casi 50 mil millones aprobados por las autoridades a las empresas que ganaron estas decenas de contratos.
Sin embargo, el presidente López Obrador dijo el miércoles, sin especificar, que hubo corrupción y que la producción de privados se sitúa en 40 mil barriles diarios.
Los datos de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) que llevan el registro de estos contratos indican que, en junio pasado, la producción diaria promedio ascendió a 104 mil 411 barriles, aunque todavía está lejos de los 280 mil prometidos para 2024.”
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Andrés Manuel López Obrador firmó el T-MEC, tratado neoliberal que dio continuidad al TLC impulsado por Carlos Salinas de Gortari, “el innombrable”.
Como consecuencia de los acuerdos jurídicos del T-MEC las empresas privadas siguen invirtiendo en los sectores eléctrico y petrolero de México, a pesar de las reformas a leyes impulsadas por López Obrador durante el 2021.
Dicho de otro modo, la reforma energética de Peña Nieto en el 2013 sigue vigente.
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Pregunté en el subtítulo de la primera parte de este texto:
“Si, durante décadas, Andrés Manuel López Obrador ha convertido al neoliberalismo en el modelo macroeconómico enemigo de la patria: ¿Por qué lo sigue aplicando?
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La respuesta nos remite a un presidente de visión capitalista decantado hacia el modelo macroeconómico estatista pero que ha llegado al poder en un contexto geopolítico y geoeconómico donde prevalece el libre mercado.
AMLO ofreció cambiar el régimen y el sistema político del país, pero sólo avanzó parcialmente durante la mitad de su gobierno.
Las reformas constitucionales se frenaron a partir de la pérdida de mayoría en el Congreso de la Unión durante los comicios intermedios del 2021.
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La visión estatista de López Obrador incluye el fortalecimiento del Estado como ente de control económico y de repartición de riqueza.
Según él, esto se logra vía la propiedad estatal sobre patrimonio energético y la canalización de recursos directos a la población en general, pero de modo particular con programas sociales para los pobres.
El cambio de régimen y de sistema político desde la 4T, requiere la reforma fiscal que ya no ocurrirá este sexenio.
También es necesaria la reforma judicial que tampoco ocurrirá con el Congreso actual.
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Añado una convicción particular: Andrés Manuel López Obrador es un brillante orador, un líder nato, un político de peso en el ejercicio del poder como no hemos tenido otro desde Lázaro Cárdenas.
Hasta ahí.
AMLO no es un estadista; es un presidente, nomás.
Como tal, limitado a ese nivel, incurre como todo político en la contradicción de hablar mucho, prometer demasiado y cumplir poco.
Lo hace, además, con plena consciencia de que sus dichos no coinciden con la realidad.
Miente, sabedor de que millones le creerán y seguirán sus instrucciones o apoyarán sus planes.
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López Obrador firmó el T-MEC convencido de que era lo mejor para el país –según su coincidencia de pensamiento con Salinas de Gortari.
Dirá él y dirán sus defensores que no le quedó de otra…
Después de haber puesto en marcha el T-MEC se topó con otra contradicción: debía dar continuidad a la reforma energética de Peña Nieto o enfrentar a los inversionistas extranjeros en controversias que, de llegar a tribunales internacionales, costarían a México pérdidas por miles de millones de dólares.
Así, disfrazó sus respuestas desde el discurso del nacionalismo y el rescate de PEMEX y de CFE, etcétera…
Las inversiones derivadas de la reforma energética del 2013 continúan tras la presión de los gobiernos de Estados Unidos y Canadá.
AMLO firmó el T-MEC…y lo respeta, aunque declare lo contrario.
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Hay un logro de la 4T: el combate a la pobreza; aunque es un éxito parcial.
Hay otro logro durante la 4T: el retorno al crecimiento económico luego de la pandemia.
En este caso, el crecimiento del Producto Interno Bruto ocurre por la inversión del gobierno, pero mayormente por la inversión privada extranjera y nacional, así como las remesas, entre otros factores,
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El rescate del sureste de la República tiene como ejes fundamentales la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec.
Pero este tema requiere análisis aparte.