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Los seis distritos electorales que conforman el Sur Profundo: San Andrés Tuxtla, Acayucan, Cosoleacaque, Minatitlán y Coatzacoalcos (Urbano y Rural) tienen –amén de la historia- múltiples elementos comunes entre los cuales destaca su agenda de problemas.
A todos los une –por ejemplo- la Sierra de Soteapan que colinda con la llamada Selva de los Tuxtlas.
En la cordillera que conforma esta zona geográfica se ubican dos volcanes: el San Martín Tuxtla y el San Martín Pajapan.
Es tanta la riqueza natural de la serranía sureña que se le cataloga como el último y más rico bastión de selva tropical hacia el norte del continente americano, después del Amazonas.
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En el mundo prehispánico “Tlalocan” (el lugar del néctar de la tierra) se ubica al Oriente del Universo.
El Sur forma parte de esa mitología dada su abundancia en aguas que dan vida y fertilidad, a las que se asocia la mitología de Tláloc; cuya morada también es el lugar al que se dirigen las almas de aquellos que han fallecido ahogados o víctimas de un rayo.
¿Qué hemos hecho con la casa del dios lluvioso?
A la generosidad de la naturaleza que nos provee de agua dulce todos los días del año, le hemos respondido con deforestación; con tala inmoderada; contaminación de su mar, sus ríos, arroyos, lagunas; corrupción sin precedente que impide operar los sistemas de distribución de agua potable en forma eficaz y con respeto al entorno ecológico.
En Los Tuxtlas la ganadería extensiva casi acabó con la selva.
Los árboles gigantes llenos de orquídeas y proveedores de una sombra inconmensurable son piezas de museo en espacios maravillosos como Nanciyaga.
Es sumamente rico que exista este lugar, lo triste es que apenas unas décadas atrás todo el Sur de Veracruz estaba poblado de espacios como éste, hoy destinado al turismo.
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A diferencia de estados como los del bajío y el altiplano mexicanos, donde el agua escasea y se debe emplear energía eléctrica para su distribución, en el sur de Veracruz recibimos el líquido vital por sistema de gravedad.
Y no obstante, el agua escasea en las colonias populares de ciudades desordenadas como San Andrés, Coatzacoalcos, Acayucan, Cosoleacaque y Minatitlán.
¿Razones?
La falta de árboles en la Sierra y la Selva, lo que se traduce en una alteración del ciclo hidrológico, es la principal pero hay muchos motivos más y la falta de una política de Estado adecuada para el crecimiento urbano planeado, es una de ellas.
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Al iniciar un nuevo ciclo de gobierno es importante que los Alcaldes y Cabildos entiendan que no pueden trabajar con agendas de problemas municipales, sin asumir que éstos se ligan a problemáticas inter-municipales.
Lo que acontece en mi municipio es parte de una circunstancia regional y ello implica la puesta en marcha de proyectos de solución comunes en torno a rubros como el agua, la contaminación, el manejo de los desechos industriales y basura; las vías de comunicación estatales y federales; la urgencia de reforestar; la seguridad; el abandono de la infraestructura turística que contrasta con la riqueza que posee el sur veracruzano sobre el tema.
Manuel Rosendo Pelayo, Marco Martínez Amador, Ponciano Vázquez Parissi, José Luis Sáenz Soto, Joaquín Caballero Rosiñol y sus respectivos regidores y síndicos tienen la oportunidad y la obligación de dialogar y buscar mecanismos permanentes de trabajo conjunto.
Esto requiere -a su vez- del concurso de las instancias de gobierno estatales y federales.
Una visión del Sur Profundo desde la perspectiva regional y no sólo local permitiría atender rezagos históricos cada día son más graves.
Hagámoslo, antes de que sea demasiado tarde.