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Tierra de caciques, llamó Porfirio Muñoz Ledo al Sur de Veracruz, en el marco de una gira proselitista en el año 2000.
Ex líder nacional del PRI, cofundador del PRD -partido al que también dirigió- Muñoz Ledo visitó Acayucan en su calidad de candidato presidencial por el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM), tras su renuncia al perredismo.
Aquel año, Cirilo Vázquez Lagunes (qepd) recién había vuelto a Veracruz tras su virtual destierro en el estado de Puebla.
La alusión de Muñoz Ledo era evidente pero también hacía referencia a otros personajes de trayectoria caciquil en el Sur veracruzano; donde sobresale -en ese sentido- el nombre de Amadeo González Caballero (+).
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Hombre sumamente informado, conocedor profundo de la historia de México y protagonista de la misma durante los últimos 50 años, Muñoz Ledo visitaba la tierra donde en 1903 nació Miguel Alemán Valdés.
El ex Presidente de México y padre de Miguel Alemán Velasco -gobernador de la entidad en el momento que el candidato del PARM hablaba en Acayucan- nació en Sayula, un pueblo de origen Popoluca ubicado en el llamado Istmo de Tehuantepec.
En honor al ex Presidente, el pueblo de Sayula añadió a su identificación oficial el apellido Alemán y su nomenclatura lo convirtió en: Municipio de Sayula de Alemán, Veracruz.
¿Qué vincula a la familia Alemán con la alusión caciquil lanzada por el orador brillante y punzante que fue Porfirio Muñoz Ledo?
Es importante contextualizar: Miguel Alemán González –padre de Miguel Alemán Valdés- vivía en Sayula cuando nació el hijo que más tarde sería Presidente, pero él había nacido en Hueyapan de Ocampo, un pueblo que forma parte de la región de Los Tuxtlas o en Acayucan.
A Hueyapan de Ocampo pertenece un pueblo identificado como “Coyol de González”.
Parte de la matriz familiar de Miguel Alemán González se encuentra allí, en “Coyol de González”.
Es el mismo origen de Amadeo González Caballero, sobrino de Miguel Alemán González, primo de Miguel Alemán Valdés, tío de Miguel Alemán Velasco y el cacique más célebre que haya existido en el Sur de Veracruz durante el siglo XX.
El apellido Alemán está ligado a la Revolución Mexicana, pues Miguel Alemán González apoyó la lucha de los hermanos Flores Magón en el Sur de Veracruz; estuvo vinculado al liderazgo de Hilario C. Salas -impulsor de la batalla de Acayucan en 1906- además de haber tomado parte del maderismo, del carrancismo y del escobarismo.
Empero, el mismo apellido Alemán también forma parte de la historia del caciquismo en la región, vía la figura de Amadeo González Caballero, quien manejó los hilos del poder sureño desde Alvarado hasta Las Choapas –con base en Coatzacoalcos- a lo largo de las décadas de los 50s y los 60s.
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Esas eran las alusiones llenas de ironía de parte de Porfirio Muñoz Ledo en el año 2000, cuando visitaba la tierra de los ancestros de quien gobernaba en ese momento Veracruz.
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Amadeo González Caballero murió en 1970.
Tras su ausencia, figuras como Heliodoro Merlín Alor -en Cosoleacaque- y Cirilo Vázquez Lagunes (+) -en Acayucan- asumieron liderazgos que política, popular e históricamente se caracterizaron por su vocación caciquil.
Nadie de ellos, sin embargo, logró calzarse las botas de González Caballero, se afirma hoy.
Y claro que no. Porque ninguno de ellos ha sido familiar cercano de un malogrado General de la Revolución -Miguel Alemán González murió a balazos en el predio Mata del Aguacatillo, entre Sayula y San Juan Evangelista, en 1929, tras una persecución del ejército- y de un Presidente de la República.
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Y si a Heliodoro Merlín Alor y Cirilo Vázquez Lagunes (+) les quedaron grandes las botas de Amadeo González Caballero (+), la figura de Renato Tronco Gómez ha quedado muy por debajo de la ropa que usó éste último, recordado como el amo y señor del mangal en Acayucan.
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Y es que en los tiempos muy recientes en el Sur jarocho, en el municipio de Las Choapas se impulsó la figura de Renato Tronco Gómez bajo un estilo que hizo recordar aquellos tiempos en que las instituciones servían para satisfacer intereses clientelares, o de facciones, o de grupos o de líderes incapaces de estructurar un argumento coherente pero muy hábiles a la hora de mover gente.
El principal promotor de la figura de Renato Tronco fue el propio Renato Tronco.
Sin embargo, para el surgimiento y encumbramiento de una figura así se requiere, desde luego, de un caldo de cultivo y al respecto nada mejor que la pobreza, la miseria, el abandono oficial, la traición de los hombres de poder, los rezagos históricos, la demagogia, el hambre.
Los Caciques no nacen. Se hacen.
Y de su hechura, la estructura gubernamental es responsable en buena medida. Ella los hace, ella los alimenta.
Ella los utiliza.
Ahí donde el Estado fracasa, ahí donde el Gobierno miente, ahí donde la historia traiciona, nace un Cacique.
Lo demás es un asunto del Yo y la Circunstancia, como diría el filósofo español José Ortega y Gasset.
Amadeo, Heliodoro, Cirilo, tuvieron su propio Yo y cada cual vivió su respectiva circunstancia.
Es el caso de Renato Tronco con sus particulares características.
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Comparados con Amadeo, Heliodoro y Cirilo fueron unas hermanas de la caridad. No se puede negar el liderazgo de cada uno, pero eso es tema aparte.
Comparado con Cirilo, Renato es un niño de primaria que acaba de anunciar su renuncia al curso porque el maestro no satisfizo sus caprichos.
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Tierra de Caciques, definió Porfirio Muñoz Ledo en el año 2000 al Sur de Veracruz.
En efecto, habría que decirle al reconocido político e intelectual mexicano.
Sólo que entre los Caciques hay tamaños: los hay grandes, medianos y chicos…
Y hoy, Renato nos demuestra que también están los arrepentidos.
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Ahí donde el Estado fracasa, ahí donde el Gobierno miente, ahí donde la historia traiciona, nace un Cacique.