(1)
La política es como la vida misma: evoluciona a cada instante.
Sus protagonistas son -por tanto- como los seres biológicos en general: lo perciban o no, cambian, se adaptan y al final del día, de la jornada inefable del poder, sobrevive el más fuerte sí pero permanece y se impone el que logró adaptarse mejor.
(2)
Durante el primer encuentro de Javier Duarte con periodistas -a propósito del siempre polémico y discutible festejo del 7 de junio- hubo rifa de autos y de viajes –apalabrados, asignados, pactados previamente- a Europa y a España en particular.
Durante el tercer encuentro del gobernador con los periodistas del Pánuco al Tonalá, se regalaron chalecos sencillitos y se trajo a Catón -Armando Fuentes Aguirre- para disertar breve plática de 50 minutos que arrancó carcajadas a todo mundo pero en forma singular a una integrante de la familia Malpica, dueña de El Dictamen, que sentada junto al gobernador llegó –incluso- a resultar un tanto incómoda por el sonido exagerado de su risa; escandalosa…digamos.
(3)
El cuarto festejo de la Libertad de Expresión ha ocurrido, una vez más, en medio del luto.
La ausencia de Gregorio Jiménez de la Cruz duele profundamente y obliga a su recuerdo, a la exigencia de justicia y al cuidado de quienes sobreviven en el ejercicio de un oficio tan lleno de amor, de pasión, de fe en la sociedad.
Un quehacer, también, de autoprotección obligada: el periodismo.
(4)
Esta vez hemos sido testigos de una declaración de Alberto Silva Ramos -un político a cargo de la Comunicación Social estatal- que compromete la solución total de los casos de Regina Martínez y Gregorio Jiménez antes del 31 de diciembre del 2014.
Esperemos que así sea.
La afirmación de Alberto Silva Ramos -el joven que irá a Tuxpan como candidato del PRI a diputado federal en el 2015- hace pensar que cuenta con información que el resto no tenemos –y la secrecía de Estado se respeta-.
También nos conduce al deseo de que Alberto no declare por declarar y no esté apostando al olvido, a una falla en la memoria de los lectores…
Porque en ese caso el tuxpeño se equivocaría gravemente: el lector recuerda y los periodistas recordamos aún más, dado que la memoria es justamente un instrumento fundamental de nuestra labora; apenas rebasado por la ética.
(5)
Los tiempos de Georgina Domínguez Colío en Comunicación Social han pasado.
Gina se comprometió a instalar un teléfono de 24 horas, disponible siempre para los periodistas del Sur, a fin de que pudieran reportar una emergencia propia de su oficio y de los avatares de inseguridad que padecen México, Veracruz, Coatzacoalcos.
Domínguez Colío lo dijo aquel fatídico 7 de febrero del 2014, cuando visitó la ex ciudad de Puerto México en medio de protestas, de dolor, de angustia, de coraje de los periodistas que luchaban y reclamaban porque Goyo volviera a casa sano y salvo.
Como sabemos Goyo volvió muerto.
Como sabemos, Gina fue separada del cargo.
Como sabemos, el teléfono de emergencia nunca llegó.
Es más, desde entonces a la fecha los periodistas sureños guardamos la esperanza de dialogar, acceder a una plática ligera pero profunda, ser recibidos, atendidos, escuchados por Arturo Bermúdez, el poderoso Secretario de Seguridad que también ha cambiado de vocero, de autor de boletines, de enlace con la Prensa; sin cambiar, lamentablemente, de actitud.
El poder es suyo señor Bermúdez.
Nadie se lo quiere quitar.
Mucho menos, humildes periodistas del Sur.
Quédese con el poder señor Secretario; nosotros, simples ciudadanos, sólo queremos un poco de su atención; una piscacha de sus minutos; un pedacito de su encumbrado segundero.
Tenemos algunas dudas y éstas se vinculan al tema de la seguridad de los periodistas.
Al mismo tiempo, deseamos ser atendidos antes de que otro compañero nuestro caiga abatido por la inseguridad, tema bajo su responsabilidad.
Deseamos, de ser posible señor Don Enrique Bermúdez, que nos atienda antes…después ya para qué.
Ya sabemos que temas: como el del teléfono de las 24 horas, el de los protocolos de seguridad para periodistas, del diálogo directo, franco, abierto, eficaz con el Secretario de Seguridad, suelen ser sustituidos por el silencio.
Algún día podría ocurrir tal atención de Arturo Bermúdez.
O no.
Ya lo recordaremos, como recordamos a plenitud las carcajadas de la dama Malpica ante los argumentos ciertamente inteligentes y graciosos de Catón, aquel festejo por la libertad de expresión…