El secretario de Hacienda
es quien hoy brinda la nota,
pues igual que la gaviota
nos dio sorpresa tremenda.
El inteligente aprenda
a tener buena palanca.
El pobre se desbarranca
pero aquel que tiene influencia,
como inmune consecuencia
obtiene su “casa blanca”.
Como una cosa curiosa
las dos casas en verdad,
por pura casualidad
vendió Carlos Hinojosa.
De manera misteriosa
sin suspicacias ni engaños,
con ahorradores tamaños
como comprarse un bizcocho,
deuda que era de dieciocho
la pagó en solo dos años.
Esa casita de lujo
usa solo de descanso,
como tranquilo remanso
del político reflujo.
Habrá cedido al embrujo
que hace desviarse las sendas?
Se dice que esas viviendas
son de ilegal procedencia,
para acallar la conciencia
por algunas componendas.
El caso es que el presidente
con el gabinete actual,
pasa por un vendaval
de desconfianza evidente.
Está inconforme la gente
que al mirar tales acciones,
piensa que hay muchas razones
e igualmente en sucios tratos,
va a negociar los contratos
y las privatizaciones.