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El 20 de marzo de 1929 en Mata del Aguacatillo -pequeña población cuyas parcelas pertenecen a Sayula de Alemán y su zona urbana a San Juan Evangelista, Veracruz- murió Miguel Alemán González.
Ubiquémonos en la Post Revolución Mexicana suscitada en los primeros años del siglo XX y particularmente en la etapa en que terminaban -poco a poco- las pugnas armadas impulsadas desde la lucha por el poder, generadas y apoyadas en cacicazgos regionales.
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Durante su juventud Miguel Alemán González se casó con la oluteca Tomasa Valdés con quien vivió en Sayula donde procrearon hijos y abrieron una tienda en la que se habrían reunido clandestinamente partidarios del Partido Liberal de los hermanos Enrique y Ricardo Flores Magón, representados en la región por el oaxaqueño Hilario C. Salas.
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¿Cómo llegó el apellido Alemán a la entrega de los Premios Oscar del 2015 donde el cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu obtuvo premios a su memorable comedia de humor negro: “Birdman o la inesperada virtud de la ignorancia”.
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Supongo que Miguel Alemán Magnani, amigo de González Iñárritu e invitado por éste a la ceremonia referida, sabrá algo o mucho sobre la historia de su familia.
Habrá leído, tal vez, las versiones sobre las acciones de su bisabuelo en las primeras décadas del siglo XX y en el contexto del movimiento armado que derrocó a Porfirio Díaz y buscó instaurar un régimen de gobierno que construyera un México democrático, justo, desarrollado, equitativo.
De hecho hay varias versiones sobre el papel de Miguel Alemán González en aquellos acontecimientos y en los extremos podemos citar el caso de Octaviano Corro, autor de una obra patrocinada por el PRI en la que Alemán González es descrito como una suerte de Héctor -héroe troyano- trasladado a una especie de Iliada a la mexicana.
Nada más falso y exagerado que aquella apología patrocinada desde el poder oficial.
A nivel popular, en Acayucan y alrededores hay quienes recuerdan a Miguel Alemán González como un simple “pela vacas”.
Para contextualizar tal desdén, digamos que todos los participantes en la lucha civil llamada Revolución Mexicana -en mayor o menor medida- en algún momento fueron “pela vacas” porque aquello fue una guerra, no un paseo dominical en el parque.
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En sentido estricto: Miguel Alemán González fue un veracruzano del Sur que tomó parte de la Revolución Mexicana de 1910, simpatizando con el movimiento liberal que la impulsa desde sus inicios en 1906 y que a lo largo de poco más de 20 años pasó de humilde tendero sayuleño a General vía algunas acciones armadas, variados contextos y múltiples relaciones políticas.
Tras su muerte en 1929 y luego de que su hijo Miguel Alemán Valdés fue Presidente de la República, al General se le dio trato oficial de héroe que no fue y se le creó una historia oficial llena de falsedades propias del autoelogio demagógico en el poder.
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Descartemos entonces que Miguel Alemán Magnani haya llegado a la premiación de los Oscar 2015 apoyado por el heroísmo de su bisabuelo porque tal situación no existió.
De hecho, ya dijimos que Alemán Magnani fue invitado por su amigo cineasta.
¿Por qué insistir en el tema?
Ocurre que el simple hecho de ver a un empresario mexicano con antecedentes familiares en el Sur de Veracruz en la entrega de los premios Oscar ha traído a mi memoria la relación del apellido Alemán con el siglo XX mexicano.
Muerto Miguel Alemán González, su hijo Miguel Alemán Valdés fue gobernador de Veracruz a partir de 1936 y hasta 1940.
Su tutor había sido y era un ex gobernador que accedió al generalato, el poder y el dinero montado en el caballo de la lucha armada: el también veracruzano Cándido Aguilar Vargas, yerno de Venustiano Carranza.
Luego de ser gobernador Miguel Alemán Valdés siguió con éxito su carrera política, se le denominó “el cachorro de la Revolución” y en 1946 se convirtió en el primer Presidente civil del México post revolucionario.
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Es bien sabido que Alemán Valdés fue uno de los Presidentes más corruptos en la historia de México y también se conoce su adicción a impulsar caciques.
En Coatzacoalcos y Acayucan creó dos: Amadeo González Caballero y Rubén B. Domínguez, representantes durante décadas del llamado “alemanismo”, una especie de cofradía todopoderosa que básicamente consistía en controlar política y económica la región sur de Veracruz -desde Alvarado hasta Las Choapas- al tiempo de repartir cargos públicos, pobreza para la mayoría y dinero mal habido del Estado para una minoría privilegiada.
En fin. Más tarde, ya entrados los años 90s, el hijo de Miguel Alemán Valdés también llegó a gobernador de Veracruz.
Se llama Miguel Alemán Velasco y entre muchas frases y anécdotas suyas no es posible olvidar el endeudamiento por 3 mil 500 millones de pesos que heredó a la administración de Fidel Herrera Beltrán.
Tampoco podemos dejar de lado que don Miguel no era bombero y así lo hizo saber tras el fatídico incendio que en el 2002 generó casi 30 muertes en un mercado popular de la multiheroica ciudad y puerto de Veracruz.
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Miguel Alemán Velasco fue socio de TELEVISA luego de que su papá impulsó el arribo de la Televisión al país y le heredó acciones.
Actualmente los Alemán Magnani son dueños de Interjet, una empresa que recién ha abierto vuelos desde Coatzacoalcos –vía Canticas- a la ciudad de México y viceversa.
¿A qué viene todo esto?
En realidad, sólo es una sacudida de recuerdos.
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También llega algo de nostalgia sobre clases de historia mexicana.
Queda claro que la Revolución de 1910 fue exitosa para algunos mexicanos y una parte minoritaria de éstos se volvió multimillonaria a la sazón del poder.
La parte exitosa de la Revolución, por ejemplo, ha llevado al bisnieto del general Miguel Alemán González y nieto de Miguel Alemán Valdés –“el cachorro de la Revolución”- a la entrega de los Premios Oscar en el invierno del 2015.
Al mismo tiempo, a un siglo y cuatro años de su inicio oficial la misma Revolución se ha traducido en un escenario aciago para los mexicanos sumamos una población de 112 millones 336 mil 538 según el censo 2010 del INEGI y que nos estamos matando -por racimos- unos a otros.
De acuerdo al Consejo Nacional de Evaluación (CONEVAL), al mismo 2010 las estadísticas de pobreza multidimensional arrojaban los siguientes datos:
Población en situación de pobreza: 52.0 millones
Población en situación de pobreza moderada: 40.3 millones
Población en situación de pobreza extrema: 11.7
Población vulnerable por carencias sociales: 32.3
Población vulnerable por ingresos: 6.5
Población no pobre y no vulnerable: 21.8 millones *
Ojalá el Oscar se abra a más talentos –que abundan- en este país tan amado.
Esto permitiría, sin duda, que más paisanos pudieran acudir en calidad de invitados a la entrega de premios en Hollywood y evitarse acudir a EEUU bajo condiciones de inmigrantes hambrientos.
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Ya para finalizar la documentación del optimismo viene a mi mente la imagen de Servando Gómez Martínez “La Tuta”, un mexicano que estudió en una Escuela Normal y luego ejerció su profesión de maestro.
¿Cómo olvidar a Don José Vasconcelos, el intelectual oaxaqueño que soñó con ser Presidente de la República y en forma paralela a la búsqueda de su ideal fundó la Secretaría de Educación Pública en un país de iletrados?
Aquellos afanes de Vasconcelos tuvieron aportaciones históricas a México.
Históricas, más no suficientes.
De hecho, en el México actual se registra un analfabetismo que preocupa y avergüenza:
“El índice de analfabetismo en México ha permanecido intacto en diez años, cerca de 6.8 por ciento de la población nacional mayor de 15 años es analfabeta. Ahora la cifra alcanza unos seis millones de mexicanos que no saben leer ni escribir, aseguran los estudios. El índice permanece, la cifra aumenta. En 2000, eran 5 millones 942 mil. En 2010 descendió medio millón. Cuatro años después, hoy, la cifra volvió a aumentar, no así el porcentaje, 5.8 millones de mexicanos analfabetas.” **
Y por si fuera poco está el caso de “La Tuta” como el emblema más cruel que se pueda tener del fracaso histórico mexicano del Siglo XX y lo que va del XXI en materia educativa: la imagen de un maestro nacido en una de las regiones más pobres de México –la Tierra Caliente de Michoacán- donde estudiar no es suficiente ante la falta de desarrollo económico, de justicia, de progreso, de presencia del Estado.
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Una de las variables de este fracaso revolucionario nos remite a la entrega del Premio Oscar con la participación de un invitado entre más de 112 millones de potenciales asistentes a tan espectacular evento.
Otra variable -surgida en los mismos días- muestra a un maestro que cambió las aulas, el sueldo de la SEP y el apoyo del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) por la siembra de marihuana, el secuestro, el tráfico de droga, la extorsión y el adoctrinamiento pseudo religioso de asesinos a su servicio.