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La serie de marchas realizadas el domingo pasado bajo la égida del reclamo unísono: “El INE no se toca…”, dejó una serie se lecciones para el México que en seis semanas arribará a al tercer año de su tercera década en el tercer milenio… 

Van algunas consideraciones del autor de CLAROSCUROS sobre la movilización: 

Detrás del Leitmotiv decantado hacia una apasionada defensa del árbitro electoral en nuestro país, en realidad se ubica la búsqueda por arrebatar el poder al presidente Andrés Manuel López Obrador. 

Nada, ni la fallida reforma eléctrica, ni la propuesta de poner en manos del ejército el control constitucional de la Guardia Nacional, ni los comicios intermedios del 2021… Nada logró unir a la oposición como lo hizo la idea de una reforma electoral. 

Pero ¿en serio fue la defensa del INE lo que movió a cientos de miles de ciudadanos y dirigentes partidistas a marchar principalmente en la ciudad de México y al mismo tiempo en docenas de poblaciones del país? 

No. El INE fue el punto de unión, el factor capaz de parar en un mismo lado de la cancha a panistas, priistas, perredistas, diputados, senadores, periodistas, ciudadanos de todas las clases sociales -mayoritariamente de la clase media y en mayor número de la CDMX- de distintas religiones y de visiones políticas variopintas. 

Salvo José Woldenberg y un grupo de intelectuales y académicos sumados a la causa, un sector importante de los participantes en las marchas no tiene del todo claro de qué se trata la propuesta de reforma electoral de Andrés Manuel López Obrador… 

Sustento esta aseveración a partir de un punto simple y esencial: AMLO no ha propuesto ni propone desaparecer el INE, como se comenta, debate, alega, declara, reclama en redes sociales y pláticas cotidianas. 

Si cambiar el INE es desaparecer el INE, entonces el 14 de febrero del 2014 otros tantos cientos de miles de apasionados defensores del árbitro electoral debieron marchar bajo la bandera de “El IFE no se toca”, porque aquel día se publicó el decreto firmado por el presidente Enrique Peña Nieto para la sustitución del Instituto Federal Electoral por el Instituto Nacional Electoral. 

No hubo marchas ni alegatos… 

Cambiaron al IFE por el INE con ajustes en las estructuras del organismo electoral; lo cual incluyó -entre otros elementos- el arribo de las reelecciones de senadores -hasta en dos periodos- y de diputados federales -hasta por cuatro periodos. 

Hay muchos más detalles sobre aquella reforma del 2014… 

Allí dio inicio un periodo de hasta nueve años de los consejeros Electorales encabezados por Lorenzo Córdova Vianello, cuya gestión concluirá en el 2023 y ya no podrá ser reelecto. 

El IFE nació en 1990 como resultado de los primeros reconocimientos del PRI de su pérdida de control político tras sesenta años de dominio absoluto luego de su creación en 1929 a manos de Plutarco Elías Calles. 

La ausencia democrática generó luchas sangrientas por el poder en México y los verdaderos ciudadanos y políticos de izquierda del país sufrieron persecución, fueron proscritos del acceso legítimo a un poder que también les pertenecía: la guerra sucia, las matanzas de 1968 y 1971 forman parte de aquel legado… 

Cuauhtémoc Cárdenas ganó los comicios de 1988 y Manuel Bartlett tiró el sistema desde la secretaría de Gobernación a su cargo. 

El PRI arrebató e impuso a Carlos Salinas de Gortari quien enterró el macro modelo económico del estatismo nacionalista y populista para imponer el neoliberalismo aún vivo… 

Etcétera… 

El IFE evolucionó porque en la vida -y el ejercicio político no es excepción- todo evoluciona. En 1997 ocurrió el parteaguas del primer Congreso opositor en la historia reciente de México y en el año 2 mil por fin un candidato no priista obtuvo el triunfo en la elección presidencial: Vicente Fox protagonizó aquel evento histórico y democrático. 

Si la conversión del IFE a INE en febrero del 2014 no provocó marcha alguna… ¿Por qué la propuesta de AMLO de convertir al INE en INEC (Instituto Nacional de Elecciones y Consultas) ha desatado tan importante movilización? 

Son la figura de AMLO, su discurso agresivo, su característica antidemocrática, sus decisiones políticas, administrativas, económicas siempre polémicas y a menudo con resultados negativos, la causa de las marchas…lo del INE nomás ha sido el empujón que se necesitaba. 

¿Que se necesitaba para qué? 

Básicamente para que los miles -en realidad suman millones- de mexicanos antiAMLO se expresaran en las calles, ese escenario de poder que a través de la historia ha representado caídas y encumbramientos al más alto nivel en el mundo. 

Andrés Manuel López Obrador es, lo sabemos muy bien, un genio en el empleo de las calles para la lucha por el poder; así llegó al sitio donde está. 

Hay un exceso en la propuesta de Reforma Electoral de AMLO: colocar la elección de consejeros del INEC -en el caso de aprobarse el cambio de INE a estas siglas- al escrutinio popular. 

No elegimos a los jueces bajo esa condición, entre otros motivos porque la libertad o encarcelamiento de culpables o inocentes no es un tema simple, menor, dable a cualquiera… 

Hay áreas en el andamiaje del Estado que exigen especialización para ser operadas y el gobierno puede abrogarse el derecho pleno para manejar a su criterio -dentro del marco legal- para elegir a las personas idóneas. 

Es el caso del árbitro electoral.  

Costó cientos, miles, docenas de miles de vidas construir un arbitraje del tamaño del IFE, hoy INE y su estructura de consejeros como para colocar tales figuras en manos de una sociedad aún manipulable por partidos políticos y por la estructura burocrática del Estado… 

Algún día, con certeza, México vivirá una democracia madura, plena, con una sociedad civil no manipulable, conocedora de sus derechos a plenitud y capaz de su defensa en todos los ámbitos y a todos los niveles… 

Apenas llegamos a la democracia tres décadas atrás y nuestro avance al respecto es muy novel… 

Por lo demás, la propuesta de reforma electoral y evolución del INE a INEC está llena de ideas inteligentes, viables y necesarias: la disminución de presupuesto para partidos políticos; la disminución del número de diputados y senadores; la aplicación de ejercicios de democracia directa -entre otros- son temas de urgente debate y aplicación para la mejoría del arbitraje electoral mexicano… 

De todo ello se habla poco porque se conoce poco… 

Las marchas le han dado un respiro a ciudadanos a quienes Andrés Manuel López Obrador simplemente ha conducido al hartazgo. 

Así de sencillo. 

Hay, frente a ellos, millones de ciudadanos a quienes AMLO mantiene felices… 

Y a todos, el presidente nos coloca en el escenario de la polarización… 

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Ya veremos en junio del 2023, durante los comicios del Estado de México y Coahuila, qué tanto han ganado con las marchas tirios y troyanos… 

Por lo pronto ganó la democracia en un país donde se demostró que la ley es de todos y la lucha política legítima es de quien la trabaja…con tiempo, inteligencia y estrategia. 

De no haber cambios inteligentes al INE estaremos viviendo una etapa democrática donde prevalecerán los intereses mezquinos de unos y otros; incluyendo importantes actores de la sociedad civil y ya no digamos dinosaurios azules, amarillos y tricolores que cínicamente han salido a defender a un árbitro electoral al cual apuñalaron a lo largo de sus trayectorias políticas.