Si algo han demostrado las campañas que están por llegar a su fin es la miseria moral del morenato, que no solo ha reeditado, sino que ha hecho suyas las peores prácticas del viejo priismo. Ésas que juró desterrar y que ahora usa en su beneficio.
La reciente exhibición de la doble nómina con la que se cobra la vocera de la candidata a la gubernatura de Veracruz Rocío Nahle, es como un deja vú de la manera como se disponía de los recursos públicos en otros tiempos para financiar actividades políticas a la par de funciones públicas. Otros tiempos que en realidad nunca dejaron de ser estos tiempos.
En este caso, la vocera de Nahle, Adriana Muñoz Cabrera, cobró al mismo tiempo como jefa de la Delegación Veracruz-Boca del Río de la emisora pública estatal Radiotelevisión de Veracruz –cargo al que arribó en este sexenio- con un sueldo que alcanzaba hasta los 46 mil pesos mensuales, y también como enlace de Control de Acuerdos y Seguimiento de la Secretaría de Energía –donde Nahle era titular-, con una remuneración que en promedio rondaba más-menos los 15 mil pesos mensuales.
Este doble cobro en nómina estatal y federal al mismo tiempo es completamente ilegal. Pero lo peor de todo es que a principios de este año, a esas dos tareas sumó formalmente –porque lo hacía “por lo bajito”- la de la vocería de la precampaña y luego de la campaña de Rocío Nahle. Es decir, mientras cobraba como funcionaria estatal y como funcionaria federal, desempeñaba tareas político-partidistas, lo cual representa un flagrante desvío de recursos y un delito electoral que merece cárcel, pues ya es considerado como infracción grave.
Situación similar es la del encargado de redes sociales de la candidata de Morena al gobierno de Veracruz, Rodolfo Bouzas Medina, quien al mismo tiempo y por lo menos hasta el 31 de marzo de este año, cobró como director de Información de la Secretaría de Energía, a pesar de que la para entonces ya ex titular Rocío Nahle, su jefa, y él mismo, estaban de lleno en sus actividades proselitistas en Veracruz.
Eso es apenas un botón de muestra de lo que sería un gobierno encabezado por Rocío Nahle en el estado de Veracruz: tráfico de influencias, abuso de poder, desvío de recursos públicos a la política electoral –no olvidemos que el año entrante se renovarán los 212 ayuntamientos de la entidad- y especialmente, un cinismo rampante, vulgar, porque a pesar de que se han exhibido profusamente estas prácticas y la desmedida fortuna inmobiliaria de la candidata morenista, simplemente hacen como que no saben, niegan lo que es evidente como la luz del día y siguen adelante en sus afanes por hacerse del poder en total impunidad. La máxima salinista, “ni los veo ni los oigo”, les queda como “anillo al dedo”, dijera su líder.
Mientras tanto, la operación de la elección de Estado se desarrolla a su máxima capacidad. A los empleados del gobierno de Veracruz se les coacciona de una manera que ni en las administraciones priistas –lo cual es verdaderamente bastante decir- para que funjan como “carne de cañón electoral”, repartiendo propaganda de Morena en horario de trabajo –y hasta en sus días de descanso-, acudiendo forzosamente a los mítines de los candidatos y candidatas oficialistas y recibiendo amenazas para votar por ellos y demostrarlo con una foto de sus boletas cruzadas.
Todas las dependencias estatales y federales están volcadas en la operación electoral –lo cual explica el desastre en el que tienen sumido al estado y al país, que están en el abandono, al garete- y en el tramo final echarán su “resto”. Por ejemplo, en el precierre de campaña que este sábado celebrarán Claudia Sheinbaum y Rocío Nahle en la capital de Veracruz y para lo cual se está pidiendo a la burocracia que vaya a hacer vela a la plaza Lerdo desde el viernes en la noche, pues el mitin está convocado por la mañana.
Nada cambió con el morenato en el poder. La corrupción es incluso más profunda. Los recursos se derrochan, se amasan fortunas y se abusa del poder. La única diferencia, quizás, es solo que son más descarados. Y burdos.
Ni morenista es
Ni veracruzana, ni honesta y ahora, resulta que Rocío Nahle ni militante morenista es. Qué manera de tomarle el pelo a sus huestes.
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