Un grupo de escritores y periodistas de diferentes países enviaron una carta a los organizadores del Hay Festival, uno de los encuentros literarios más importantes del mundo, para que retire al estado de Veracruz la sede de su edición en México.
En la misiva se expone que “los objetivos del Hay Festival, lamentablemente, sólo han servido a una campaña del gobierno estatal que aparenta la prevalencia de un clima de libertad intelectual y crecimiento cultural. El gobierno de (Javier) Duarte ha demostrado ser —sin exageraciones— el peor enemigo de la libertad de expresión, del derecho a la información y del pensamiento crítico en México”.
Los intelectuales firmantes aducen como razones para que el festival sea retirado de Veracruz que desde que Javier Duarte llegó al gobierno de Veracruz en 2010, once reporteros han sido asesinados y cuatro más están desaparecidos.
Argumentan que “Xalapa, capital del estado y sede del Hay Festival, es otro territorio peligroso para el ejercicio periodístico: el 28 de abril de 2012, ahí asesinaron a Regina Martínez, corresponsal del semanario Proceso; el 14 de junio de 2012, ahí mataron a Víctor Manuel Báez Chino, reportero y editor en “Milenio El Portal”.
Y señalan también que “Veracruz es la entidad con el mayor número de periodistas desplazados. Muchos viven con miedo. Las organizaciones defensoras de la prensa libre han realizado diversos reportes que documentan la terrible situación”.
Todo lo anterior es verdadero e incluso se queda corto ante la grave situación que vive la prensa y el periodismo libre en el estado de Veracruz, que durante el duartismo ha vivido su época más oscura. Quienes aquí vivimos lo sabemos.
Sólo que nada de eso va a cambiar arrebatándole el Hay Festival a los veracruzanos. No van a dejar de asesinar periodistas ni a respetar la libertad de expresión sólo porque este evento cultural sea llevado a otro lado.
Lo que sí sucedería de concretarse esta petición es que los ciudadanos veracruzanos nos quedaríamos sin un importante foro de expresión e intercambio de ideas desde el cual se pueden denunciar, precisamente, los abusos y violaciones que desde el Estado se cometen contra quien se atreve a disentir y criticar. Es incongruente querer defender la libertad de expresión anulando los pocos accesos que la población tiene a ésta, sólo por corrección política.
Bajo esa lógica, deberían desterrarse de todo México encuentros como el Hay Festival, ya que el gobierno de Enrique Peña Nieto tampoco es garante de los derechos humanos ni de la libertad de expresión, y también utiliza a los intelectuales para limpiar su imagen. Y ya no digamos en la Ciudad de México, donde su gobernante, Miguel Mancera, también es un represor. ¿Estarían dispuestos a que ya no haya intercambio de ideas ni eventos culturales en la capital del país por esa causa? ¿O sólo se nos aplica ese rasero a quienes vivimos, o más bien sobrevivimos, en provincia?
El camino para que al Hay Festival no se le dé el uso político que reclaman los firmantes de esa carta está trazado en el mismo texto de la misiva. En las anteriores ediciones ha habido pronunciamientos públicos sobre lo que sucede en Veracruz: “el periodista Carl Bernstein ha dicho que Veracruz es el mejor ejemplo de ambiente hostil para el desarrollo de la prensa. La escritora Margo Glantz ha reprobado que en esa entidad se censure la libertad de expresión. El escritor británico Salman Rushdie ha pedido que se investigue la muerte de los reporteros asesinados en tiempos de Duarte. Para el corresponsal de guerra Jon Lee Anderson, el estado de violencia en México y la situación de la prensa, particularmente en Veracruz, ‹es notoria y notable›.
El escritor Guillermo Osorno ha cuestionado la manera en que las autoridades de Veracruz ‹resuelven› los asesinatos de periodistas: ‹el gobierno dice que los crímenes son pasionales›. El escritor Peter Godwin ha dicho que ése es el estado más peligroso para ejercer el oficio de informar. El Club Internacional de Escritores, en el Hay Festival de 2012, leyó la lista de los periodistas víctimas y pidió que a los reporteros exiliados se les garantizara su seguridad”.
Si los intelectuales que participan en el Hay Festival y sus mismos organizadores acordaran hacer un pronunciamiento público, directo y concreto condenando la violencia contra el periodismo y la libertad de expresión en el estado, el efecto sería mucho más eficaz que llevándose este encuentro literario a otro lugar. La repercusión sería inocultable, por más convenios que tenga Javier Duarte con los medios.
Condenar al silencio y a la invisibilidad a los afectados directos por la actuación de un mal gobernante no es el camino. Es una injusticia.
Más agresiones contra periodistas
Sería muy bueno que quienes se escandalizan porque el Hay Festival se celebre en Xalapa, también se pronunciaran y solidarizaran con las compañeras reporteras Patricia Morales y Verónica Huerta, que en los últimos días han sido víctimas de intimidación y amenazas.
Patricia Morales, reportera gráfica del diario Imagen de Veracruz, incluso fue doblemente hostigada, pues un alto mando de la Secretaría de Seguridad Pública del estado la buscó para decirle que no hay evidencia de las amenazas que recibió, y que los elementos policiacos reciben cientos de éstas todo el tiempo, con la clara intención de intimidarla.
A su vez, la reportera de la agencia AVC Noticias, Verónica Huerta Aburto, recibió un mensaje intimidatorio en su teléfono celular, desde el número 2281083625: “Pendeja, después de Moisés sigues tú, perra. Te estamos checando”.
Mi solidaridad con ambas. Mi repudio a estos actos miserables.