Demasiado pronto se le revirtieron sus irresponsables acusaciones y generalizaciones contra los periodistas veracruzanos al gobernador Javier Duarte de Ochoa.
La madrugada del jueves 2 de julio, fue hallado tirado en la autopista Veracruz-Ciudad Cardel, el cuerpo sin vida del reportero Juan Mendoza Delgado, quien había sido reportado por su familia como desaparecido desde el 30 de junio.
Mendoza Delgado fue reportero de nota roja del diario porteño El Dictamen durante largo tiempo. Al salir de ese medio, abrió un portal de Internet propio, “Escribiendo la Verdad”, donde también se dedicaba a la información policiaca.
Además, al igual que Moisés Sánchez Cerezo, el otro reportero asesinado a principios de este año en Veracruz, Juan Mendoza Delgado vivía en el municipio de Medellín de Bravo, asolado por la delincuencia, y para sostener a su familia ejercía también el oficio de taxista.
La periodista y columnista del periódico Notiver Sandra Segura, consignó que hace unos días Juan Mendoza Delgado publicó en su cuenta de Facebook que buscaría encabezar una naciente asociación de taxistas de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río-Medellín.
Pero sin más, tras salir a cubrir su turno en el volante el pasado martes 30 de junio, no se volvió a saber del paradero de Juan Mendoza Delgado, razón por la cual su familia dio aviso a las autoridades.
Al saberse del hallazgo del cuerpo, de inmediato, la primera versión que hizo correr el gobierno estatal y sus amanuenses fue la de que Juan Mendoza Delgado había sido atropellado y que sería ésta la causa de su fallecimiento. Al anochecer de este jueves 2 de julio, la Fiscalía General del Estado dio por buena esta versión y declaró, sin mayor investigación, que había “esclarecido” el caso. Al más puro estilo de la “justicia” en el sexenio de Javier Duarte de Ochoa.
Sin embargo, la versión no es creíble. Por supuesto que el cuerpo de Juan Mendoza Delgado presentaba signos de haber sido arrollado, pues estaba abandonado sobre una autopista de alta densidad vehicular. Si fue asesinado en otra parte, cualquiera pudo arrojarlo ahí. Además, salió de su casa a bordo de su taxi. ¿Dónde está el vehículo?
Otra señal de que las cosas no son necesariamente como las quiere presentar el intrigante fiscal Luis Ángel Bravo Contreras es que en las fotografías que circularon del cadáver vía Internet, la cabeza del mismo aparece vendada y con rastros de sangre, lo que es incompatible con la versión del atropellamiento y hace sospechar que pudo haber sido golpeado antes de su muerte. O acaso nos dirán que se la colocó él mismo tras ser atropellado.
Finalmente, y contraviniendo la inverosímil, simplista y fácil salida de la Fiscalía General del Estado, la Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas (CEAPP), por primera vez desde que fue creada, condenó “enérgicamente” y de inmediato “el homicidio del comunicador Juan Mendoza Delgado, director general del portal informativo ‹Escribiendo la verdad›. Exigimos a las autoridades encargadas de la procuración de justicia, el esclarecimiento de los hechos que rodearon al homicidio de Juan Mendoza Delgado y que los responsables sean identificados y detenidos”. Si se tratase de un accidente, ¿por qué habría de condenársele de esa manera?
Quien esto escribe está seguro de que no fue el gobierno estatal, ni el Gobernador, quien mató a Juan Mendoza Delgado.
Pero gracias a la frivolidad y ligereza de Javier Duarte de Ochoa, en Veracruz, cualquiera mata periodistas. Y no pasa nada.