Mientras el gobierno de Veracruz y sus textoservidores hacen denodados esfuerzos por enlodar la memoria de Rubén Espinosa, Nadia Vera y las otras tres mujeres asesinadas con ellos el pasado 31 de julio en la ciudad de México, ya existe una condena mundial hacia la violencia contra los periodistas y la libertad de expresión que ejerce desde hace cinco años el régimen de Javier Duarte de Ochoa
Este fin de semana, a través de la organización PEN América, unos 500 intelectuales, periodistas y artistas de diferentes nacionalidades, emitieron un pronunciamiento público dirigido al presidente Enrique Peña Nieto, condenando el asesinato de periodistas en el país y exigiéndole “la revisión inmediata de los mecanismos para la protección de periodistas y el compromiso efectivo de su gobierno para garantizar la libertad de expresión en México”.
El desplegado –firmado, entre otros, por los periodistas Carl Bernstein, Alma Guillermoprieto, Jon Lee Anderson y Javier Darío Restrepo; los intelectuales Salman Rushdie, Alan Riding, Noam Chomsky y Paul Auster; y los artistas Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro- sentencia que “los reporteros de Veracruz que reciben amenazas están convencidos de que éstas provienen de funcionarios del gobierno del estado. Desde que el actual gobernador, Javier Duarte, llegó al poder en 2010, las amenazas, los maltratos, y los asesinatos de periodistas han alcanzado cifras sin precedente en Veracruz: catorce han muerto de manera atroz, y tres han desaparecido. En cada uno de los casos se ha desechado como línea de investigación judicial el ejercicio profesional de las víctimas”.
“Hasta ahora, 37 colegas de Rubén Espinosa han tenido que abandonar sus trabajos, sus hogares y sus familias, y desplazarse a la Ciudad de México tras recibir amenazas. Rubén Espinosa fue asesinado a las pocas semanas de su llegada a la capital”, se refiere en el documento.
Los firmantes del desplegado piden a Peña Nieto que los homicidios de Rubén Espinosa, Nadia Vera, Alejandra Negrete, Yesenia Quiroz y Mile Virginia Martín sean investigados “con integridad. Los verdaderos homicidas tienen que recibir juicio justo y condena pronta. En su país, señor Presidente, las estadísticas de impunidad en los casos contra periodistas son alarmantes: según la Comisión Nacional de Derechos Humanos, 89 por ciento de los asesinatos permanecen sin resolver. La Comisión ha denunciado que sus propias investigaciones son obstaculizadas por las autoridades. La negligencia judicial garantiza la impunidad”.
“Hoy el periodismo en todo el mundo vive bajo asedio: los reporteros mexicanos, en particular, viven en peligro mortal. Las organizaciones criminales, los funcionarios de gobierno corruptos, y un sistema de impartición de justicia incapaz siquiera de determinar la responsabilidad de los asesinos son causa de la extrema vulnerabilidad de los reporteros”, se destaca en el pronunciamiento.
La investigación de la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal se ha empantanado en un juego perverso de filtraciones para denostar a quienes ya no se pueden defender y hacer que permee entre la opinión pública la idea de que “se merecían” la horrenda muerte que tuvieron.
Por otro lado, no se ve factible que Peña Nieto vaya a actuar contra Javier Duarte, por más impresentable e indefendible que sea el gobernador de Veracruz, no sólo por su presunta implicación en este último caso, sino por la decadencia en la que ha sumido al estado.
La impunidad, lo hemos dicho antes, los cubre a todos por igual en el sistema político mexicano. Y la justicia no está en su léxico.