Lo primero que hicieron los diputados federales del PRI y del Verde Ecologista que dicen representar los intereses de Veracruz no fue presentar una iniciativa para impulsar el desarrollo del estado o atraer recursos.
Tampoco les pasó por la cabeza la idea de priorizar en su agenda la gestión de un presupuesto que ayude a recomponer las finanzas públicas de la entidad, de cuya paupérrima condición varios de ellos tienen responsabilidad directa.
Para los legisladores federales, algunos de ellos con las votaciones más altas del país, tampoco fue relevante buscar un camino para detener la violencia asesina que azota al norte, centro y sur del estado.
En su primer acto público como bancada veracruzana en la Cámara de Diputados, los legisladores duartista-fidelistas demostraron que lo único que les interesa, que lo único a lo que van a San Lázaro, es a hacer grilla barata. A ser personeros y mandaderos de sus patrones.
No puede pensarse otra cosa del ridículo acto en el que los diputados se presentaron a “exigir” a la Procuraduría General de la República que investigue el presunto enriquecimiento ilícito de otro diputado federal, el panista Miguel Ángel Yunes Linares, aspirante a la candidatura a gobernador del año entrante y quien ha declarado sin ambages que meterá a la cárcel a los duartistas depredadores del erario público si gana la elección.
Encabezando el “show” que pretende sea su plataforma para inscribirse en la lucha sucesoria en Veracruz, pues no tiene ningún otro argumento ni estatura política, estuvo el diputado federal por Tuxpan, Alberto Silva Ramos.
El que salió a exigir que se investigue la corrupción ajena fue quien como alcalde de Tuxpan dejó una deuda impagable al municipio; quien como secretario de Desarrollo Social estatal utilizó los programas sociales en beneficio propio y para promover su imagen.
Ese diputado del PRI es el mismo que como coordinador de Comunicación Social del Gobierno del Estado de Veracruz se dedicó a ensalzarse pagando a medios y columnistas; quien financió con convenios publicitarios a portales Web fantasma, inexistentes, pero de donde recibía la correspondiente “mochada”. Y quien colocó en nómina a periodistas sin que éstos lo supieran, dinero que quien sabe quién cobró, y de lo cual ya existen denuncias públicas.
Más allá de si hay o no elementos para proceder contra Yunes Linares, cuya prosperidad económica no es un asunto nuevo y tendría que haber sido auditada por la Secretaría de Hacienda, a Alberto Silva lo único que le interesa es obtener reflectores mediáticos para promover sus –ilusas- aspiraciones por lograr la nominación del PRI a la gubernatura de dos años, pues para él reformó la Constitución su amigo el gobernador Javier Duarte.
Y los demás diputados federales veracruzanos juegan el tristísimo papel de comparsas de un político de carnaval, que cree que para ser gobernador basta con comportarse como “ñero” de barriada, echando bronca a los adversarios políticos, pues no tiene ninguna propuesta para el estado, más que ser más de lo mismo que tiene a Veracruz en la ruina.
Pareciera que a ninguno de esos diputados les hubieran avisado que la PGR ya procesa denuncias penales relacionadas con el estado de Veracruz. Sí, las 15 denuncias que presentó la Auditoría Superior de la Federación por el desvío de más de cuatro mil millones de pesos y que el gobierno estatal pretendió hacer creer, mintiendo descaradamente, que habían sido sobreseídas.
Pero a nuestros “representantes”, eso les tiene sin cuidado. Veracruz les vale madre.
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