Hace unos meses, se mencionó en la Rúbrica la importancia que reviste en el actual proceso político la elección de candidatos a diputados a la LXIV Legislatura del Estado. Tanta como la elección de gobernador.
También se dijo que inmersos en la contienda por la gubernatura, quienes aspiran al relevo del grupo político que aún (mal) gobierna a Veracruz, habían dejado abierta la puerta para que esa camarilla sobreviviera más allá de la docena trágica del fidelismo.
Al echar una mirada sobre la integración de las fórmulas de candidatos a las diputaciones locales, tanto por el principio de mayoría relativa como por el de representación proporcional, queda claro que este grupo tiene asegurada su permanencia en el escenario político del estado al menos otros dos años más, gane quien gane la gubernatura. Y ni siquiera tuvieron que postularlos a todos por un mismo partido.
Entre los aspirantes a diputados de distrito y plurinominales abundan los representantes del fidelismo duartista, entre cuotas para grupos y sectores, amigos, cómplices y hasta amantes, sin que ello les provoque el menor prurito. Al contrario, una vez instalados en el Congreso del Estado, serán los encargados de evitar que se llame a cuentas a quienes han saqueado a la entidad veracruzana. Muchos de ellos, de hecho, fueron de los principales saqueadores.
Es el caso de los candidatos a diputados por San Andrés Tuxtla, Vicente Benítez González, quien va con los colores de Nueva Alianza; y por Córdoba, Juan Manuel del Castillo, quien abanderará (violando la Constitución local) a la coalición encabezada por el PRI. Ambos, señalados como artífices del despilfarro y el saqueo que caracterizó al sexenio de Javier Duarte de Ochoa. El primero tiene la curul prácticamente en la bolsa, pues no lleva competencia al frente; el segundo, tiene amplias posibilidades, pero de perder, por lo que seguramente tendrá a su disposición la chequera abierta.
Entre las listas de plurinominales, en la del PRI destaca en el primer lugar la ex panista, ex alcaldesa y ex diputada local y federal Regina Vázquez Saut, hija del la malogrado cacique del Sur, Cirilo Vázquez Lagunes, y posición del diputado federal por Acayucan y fidelista de cepa Erick Lagos Hernández; y en el segundo lugar, Juan Nicolás Callejas Roldán, hijo del actual presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso local y líder político de la sección 32 del SNTE, Juan Nicolás Callejas Arroyo, quien además extendió sus posiciones hasta el Partido Verde, donde en el segundo lugar de los “pluris” será postulada Patricia Guadalupe Peña Recio, con quien se le vincula sentimentalmente.
Y ya que hablamos del Partido Verde, este instituto político colonizado por el fidelismo desde hace unos pocos años, se convirtió en una especie de casa de citas de la política, pues la prostitución disfrazada de cortesanía es premiada con boletos gratis a la Legislatura estatal, como queda de manifiesto con la postulación de la “favorita” de palacio, Xóchitl Tress Rodríguez, en el cuarto lugar de las diputaciones plurinominales.
Aunque el caso más patético de esa prostitución la encarna un hombre que una vez, hace doce años, se proclamó “gobernador moral” de Veracruz: Gerardo Buganza Salmerón, quien tras su fallida aventura “independiente”, ahora está en la primera posición de los plurinominales del Partido Verde, con la promesa de llegar a ser presidente o de la Junta de Coordinación Política, o de perdida, de la mesa directiva de la siguiente Legislatura.
Todos esos personajes -y varios más, como la antigua “favorita”, Corintia Cruz Oregón, candidata del PRI por Xalapa I- tienen una misión que cumplir una vez que arriben, los que lo logren, al Congreso del Estado: proteger al gobernador y a su proyecto político.
Pero no al siguiente gobernador, sea quien sea el que gane las elecciones del 5 de junio. Su lealtad (y sobre todo, su complicidad) está con el saliente, Javier Duarte, y en buena medida con su antecesor, Fidel Herrera.
Chulada de alternancia política.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras