A mes y medio de que termine el sexenio, en medio de una situación que sin exagerar se puede calificar de desastre en materia de seguridad y de finanzas, el gobierno de Enrique Peña Nieto se decidió a meter mano en el estado de Veracruz.
Este lunes 17 de octubre, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, se apareció por Coatzacoalcos, una de las ciudades más castigadas por la criminalidad, para anunciar que, ahora sí, a unas semanas de que concluya este periodo gubernamental, ya con Flavino Ríos Alvarado al frente del Ejecutivo, la Federación toma las riendas de la seguridad en todo el estado, responsabilidad que le ha sido conferida a la Marina.
La abulia, el desinterés y la falta de voluntad del Gobierno Federal para cumplir con su responsabilidad y poner orden en Veracruz llevó a la entidad a una situación extremadamente delicada, pero nada nueva. Esta crisis llevaba años a causa de la más corrupta administración estatal que haya tenido Veracruz: la de Javier Duarte de Ochoa.
A pesar de que era evidente la ingobernabilidad y el saqueo, por cálculos políticos el gobierno de Enrique Peña Nieto no hizo nada por detener la destrucción del tejido social del estado y permitió que Javier Duarte se mantuviera en el cargo con todo y su probada incapacidad para ejercerlo.
Los resultados están a la vista. Oleadas de secuestros y ejecuciones asolaron a la entidad por años, agravándose en los últimos meses, antes de que en Los Pinos tomaran la decisión de decirle ¡ya basta! al peor gobernador de la historia de Veracruz.
No fue sino hasta que Duarte de Ochoa se vio obligado a pedir licencia como gobernador de Veracruz que el Gobierno de la República tomó las riendas de la seguridad pública, cuando era un clamor ciudadano desde al menos hace dos años, tiempo en el que el horror se apoderó de amplias franjas del territorio estatal, ante la indiferencia federal.
Sin embargo, el daño está hecho. No hay manera de que se pueda reparar la devastación, la muerte, la desolación que se dejó crecer en el estado. La intervención del Gobierno Federal es tardía y refleja esa irresponsabilidad, falta de decisión y de gallardía que también ha caracterizado a la administración de Peña Nieto a la hora de hacer frente a los problemas del país.
La entrada de lleno de la Marina a la coordinación de las tareas de seguridad en un estado convulso, fallido, inoperante institucionalmente, no garantiza que los 40 días que le quedan al sexenio vayan a ser pacíficos. Por el contrario, el sometimiento de los grupos delincuenciales que hacen y deshacen en la entidad seguramente será violenta, sangrienta. Aunque también necesaria.
Pero dejaron pasar seis años. Dejaron que nos jodieran. También tienen una gran carga de culpa.
Orden de aprehensión contra Javier Duarte
De última hora, un juez de Distrito giró orden de aprehensión contra el gobernador con licencia de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, por operaciones con recursos de procedencia ilícita y delincuencia organizada.
Y la pregunta inevitable es, ¿dónde está Duarte? ¿Lo dejaron escapar?
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