Finalmente, el presidente Enrique Peña Nieto recibió al gobernador electo de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, para tomarse la foto que disipa los nubarrones que aún se cernían sobre la asunción al poder del panista.
Todavía hasta hace unos pocos días, los priistas veracruzanos hablaban de la posibilidad de que Yunes Linares no asumiera como gobernador constitucional el próximo 1 de diciembre, si la Procuraduría General de la República decidía someterlo a proceso por las denuncias en su contra presentadas por el hoy prófugo ex mandatario Javier Duarte de Ochoa, por el mercenario movimiento de los 400 Pueblos y por la Sección 32 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, que comanda el diputado local saliente Juan Nicolás Callejas Arroyo.
El mismo Yunes Linares sintió cercana esa posibilidad cuando Duarte de Ochoa solicitó licencia al cargo, al advertir que querían impedirle tomar posesión como gobernador y que presentaría información que “cimbraría” al país si procedían judicialmente en su contra.
Difícilmente se habrá intimidado Peña Nieto por la amenaza de Yunes Linares, que lo más probable es que tenga que ver con el apoyo económico que el gobierno de Javier Duarte envió a la campaña presidencial priista en 2012, y que según el periodista Raymundo Rivapalacio ascendió a unos dos mil 500 millones de pesos, razón por la cual el presidente habría sostenido al ex gobernador en fuga hasta el último momento. Pero a fin de cuentas, eso ni siquiera es un secreto.
Lo cierto es que al recibir Peña Nieto a Yunes Linares –junto con otros mandatarios electos-, se relajó la tensión en el ambiente político local al enviar el mensaje de que el panista sí tomará posesión de la gubernatura dentro de poco menos de un mes.
Pero no todo fue miel sobre hojuelas. Por la mañana de este jueves, el secretario de Hacienda y Crédito Público, José Antonio Meade Kuribreña, anunció lo que se veía venir: el Gobierno Federal no va a “rescatar” financieramente al estado de Veracruz regalándole recursos fiscales para compensar los que ilegalmente se desviaron en este sexenio, como pretendía el gobernador interino Flavino Ríos Alvarado.
Yunes Linares ratificó que ésta es la posición del presidente Peña Nieto, quien ofreció buscar soluciones a las crisis económica y de seguridad que padece Veracruz a través de mesas de trabajo y negociación. Pero de “rescates” financieros, ni hablar.
Lo que también sucedió fue que el discurso de Miguel Ángel Yunes Linares cambió de tono. Pasó de la confrontación a la conciliación: “encontré a un Presidente de la República totalmente dispuesto a participar en una etapa nueva en la vida de Veracruz, en una etapa en la que tenemos que reconstruir el tejido social, tenemos que reconstruir para la inversión, para recuperar empleo, para mejorar la seguridad, obviamente para trabajar en favor de la transparencia y el combate a la corrupción”, dijo el gobernador electo al salir de su entrevista con Enrique Peña Nieto en Los Pinos.
Se podrá decir misa, pero aún no hay quien pueda chantajear a un presidente de la República en funciones en México. Javier Duarte no lo entendió y ahora anda a salto de mata. Miguel Ángel Yunes Linares lo comprendió a tiempo para poder asumir el poder en Veracruz. Ése era el otro rescate, el que verdaderamente buscaba.
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