Este martes, el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares sufrió la primera derrota de su sexenio. Bastante dolorosa, además.
Al no alcanzar la mayoría calificada que requería para su aprobación, la propuesta enviada por el Ejecutivo estatal para reducir el número de regidores en los ayuntamientos de la entidad fue rechazada por la LXIV Legislatura del Estado.
Ello a pesar de que ya se había logrado que la bancada del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) apoyara la propuesta con la que Miguel Ángel Yunes Linares pretendía obtener ahorros para el erario estatal por 159 millones de pesos. A final del día, no les alcanzó.
Quedó en evidencia con ello una gran debilidad política del régimen yunista, que no pudo ni supo operar para sacar adelante una propuesta que era de particular interés del gobernador, lo que abre la puerta para que sucedan cosas similares en otros asuntos que resulten de vital importancia para su administración y en los que no exista consenso, o bien que para sus adversarios signifiquen una oportunidad para bloquear sus iniciativas y sacar raja político-electoral.
Es un hecho también que se ha comenzado a fracturar la alianza del yunismo con el PRD. Uno de sus diputados, Sergio Rodríguez Cortés, votó en contra de la propuesta de Yunes Linares, coincidentemente a unos días de que se filtraran a los medios de comunicación fotografías en las que el legislador aparece “enfiestado” en un antro de baja estofa.
Pero lo más grave para el régimen de Miguel Ángel Yunes quizá sea su alejamiento con Acción Nacional. El líder de la bancada panista y presidente de la Junta de Coordinación Política de la LXIV Legislatura, Sergio Hernández Hernández, no hizo –o no quiso hacer- la labor de operación necesaria antes de llevar el exhorto del Ejecutivo estatal a votación del Pleno y evitar que le dieran palo, como al final sucedió.
El “líder” de la bancada blanquiazul ni siquiera logró que integrantes de su propia fracción legislativa, como la diputada Teresita Zuccolotto, estuvieran presentes en la sesión al momento de la votación, lo que terminó influyendo negativamente para su causa en el resultado.
Además, un hecho marcó el rumbo de la sesión y probablemente de la relación entre el gobierno estatal y el panismo no afín al yunismo. Según trascendió, el mismo gobernador Yunes le habría llamado personalmente a Sergio Hernández para pedirle que se sacara del orden del día la iniciativa para reformar la Ley de Tránsito y Transporte que valida la inclusión de mototaxis dentro del sistema de transporte público del estado, a lo que el coordinador de la bancada panista se habría negado para no generar “división” entre sus correligionarios. A partir de eso, el resto de los temas a tratar en la sesión, incluido el de la reducción de regidurías, se les salió de control.
La respuesta del gobernador confirma la confrontación con su partido. En un comunicado, Miguel Ángel Yunes Linares señaló que “en uso de mis facultades constitucionales presentaré observaciones a la reforma aprobada por el Congreso del Estado que permite otorgar nuevas concesiones de transporte público. (…) Veracruz no requiere más concesiones, lo que necesita es regularizar y reordenar el servicio de transporte, tanto en las ciudades como en el medio rural”.
En medio de una coyuntura en la que Fidel Herrera, el peor enemigo de Miguel Ángel Yunes, regresa a la arena política estatal de manera frontal, este escenario de división no augura nada bueno para el régimen, que demasiado pronto ha comenzado a descarnarse.
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