La semana que concluyó será recordada como una de las más vergonzosas en la historia de la diplomacia en México, que como muchas otras áreas se ha convertido en un circo durante el régimen de la autoproclamada “cuarta transformación”.
Los prejuicios ideológicos, los intereses políticos no transparentados e incluso la abyección más vulgar fueron desplegados con fuerza por diversos actores del actual gobierno, desde el propio presidente de la República hasta personajes verdaderamente repulsivos y de negros antecedentes.
Entre los últimos se encuentra la cónsul de México en Estambul, la “periodista” Isabel Arvide, preclara representante de una manera corrupta y arcaica de malentender la práctica periodística que se “ganó” su nombramiento luego de acudir a varias mañaneras a adular al presidente, atacar a sus adversarios y pedir “apoyo” –sobornos, “chayote” pues- para los medios “pro-4t”.
Arvide –que en uno de sus libros relata sin pudor cómo hace más de 40 años obtuvo grandes privilegios gracias a sus “íntimas” relaciones con el entonces presidente Luis Echeverría Álvarez- consideró que era una “excelente” idea incluir al actual mandatario nacional en la lista de héroes de la gesta de Independencia de México y gritó “viva López Obrador” durante la tradicional ceremonia. Los abucheos y las protestas de los presentes fueron instantáneas.
No contenta con ese desfiguro, en sus redes sociales Arvide –quien “vende” la idea de que su nombramiento es parte de la “cuota” de los militares en los cargos civiles del gobierno lopezobradorista- señaló por su nombre a una de las personas que le reclamaron su acto de lambisconería incívica, exponiéndola al escarnio público y colocándola en riesgo. Exactamente lo contrario de la misión y deber de un representante consular para con sus connacionales en un país extranjero.
La ex embajadora de México en Estados Unidos, Martha Bárcena, así lo hizo notar en su cuenta de Twitter: “la permanencia de Isabel Arvide al frente del Consulado en Estambul es una afrenta a los mexicanos. Su ataque a una ciudadana mexicana viola todos los valores y normas que un servidor público debe respetar. Y más un cónsul, una de cuyas funciones es la protección de los mexicanos”, escribió.
Pero lo peor estaba por venir. La ceremonia del desfile por los 211 años del inicio de la Guerra de Independencia de México fue convertida por el propio presidente Andrés Manuel López Obrador en un acto de propaganda en favor de la dictadura en Cuba, cuyo heredero, Miguel Díaz-Canel, fungió como invitado de honor y hasta pronunció un discurso de “agradecimiento” por la “deferencia”.
Se trata del mismo político que en el mes de julio llamó a los “revolucionarios” cubanos a atacar a sus conciudadanos por protestar por las paupérrimas condiciones de vida en la isla, muchos de los cuales fueron amenazados, reprimidos, detenidos, encarcelados y hasta asesinados.
La cereza del pastel de una semana deshonrosa para México, su historia y su diplomacia fue la asistencia de otro dictador, Nicolás Maduro –misma que el gobierno mexicano ocultó hasta la última hora-, a la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), la cual provocó el rechazo de presidentes de países como Uruguay y Paraguay, que se negaron pública y abiertamente a reconocer su gobierno, también destacado por sus múltiples violaciones a la libertad de expresión y los derechos humanos, y con igual carencia de legitimidad democrática que el cubano.
Hace cinco décadas, un presidente con enormes coincidencias con el actual –el citado Luis Echeverría- pretendió erigirse como “líder” de lo que entonces se llamaba el “tercer mundo”, los países marginados y/o en vías de desarrollo. Hasta acarició la idea de ser nombrado secretario general de la Organización de las Naciones Unidas. Lo que logró fue ser enviado por su sucesor –su amigo de juventud y tan populista y megalómano como él- a la embajada de México en las Islas Fidji. Al ostracismo.
Si López Obrador busca construir un liderazgo regional asociándose con dictadores bananeros, el único lugar en el que lo pondrá la historia será… su rancho en Chiapas.
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