Este 15 de noviembre, Cuitláhuac García Jiménez presenta su cuarto informe de gobierno ante el Congreso local, tal como lo establece la Constitución del Estado, en un acto protocolario sin mayor chiste.
El acto político, como se acostumbra desde hace algunos años ya, se celebrará un día después, el 16. Pero este año, Cuitláhuac García decidió hacerlo lo más lejos posible de la capital del estado: será en Pánuco, al norte de la entidad, en la colindancia con Tamaulipas.
No están claras las razones para llevar la sede a un municipio cuyo acceso no es fácil, tanto por la distancia como por las pésimas vías de comunicación que existen. Lo cierto es que ante el descontento magisterial por el incumplimiento de su gobierno en el pago del incremento salarial prometido por la federación desde mayo, la lejanía con Xalapa le viene como “anillo al dedo” al gobernador.
Pero le viene mejor todavía porque en realidad Cuitláhuac García no tiene absolutamente nada que presumir. Veracruz está hundido en una crisis económica y social que su administración ha sido incapaz de enfrentar. Y por el contrario, el gobierno que comenzó prometiendo atender la brutal crisis de derechos humanos generada desde el sexenio de Javier Duarte, terminó convertido en un represor de los ciudadanos y persecutor de sus adversarios políticos.
Por más que intenten convencer de que en Veracruz la inseguridad ha disminuido, la realidad les escupe a la cara todos los días. En lugar de la supuesta “tolerancia cero a la violencia contra las mujeres” alardeada con bombo y platillo al inicio del sexenio, la entidad ocupa los primeros lugares nacionales en feminicidios y el mismo gobierno estatal es una “cueva” de acosadores de mujeres, a los cuales lo más que llega a sucederles es que los retiren de sus puestos, a veces solo cambiándolos de dependencia.
En Veracruz el desarrollo económico está estancado, pues las inversiones importantes son mínimas. Y esto es así entre otras cosas porque los caminos, carreteras y autopistas en el estado son una desgracia. Al gobierno apenas si le da para hacer caminos vecinales, algunos de los cuales se les han echado a perder a la primera lluvia, pues para ellos la “austeridad” es sinónimo de sacrificar la calidad. Y en el camino, meterle la mano al cajón.
Eso nos lleva a la corrupción, cuyo combate es la principal bandera con la que navega todo el régimen de la autoproclamada “cuarta transformación” y que es, en los hechos, solo una gigantesca simulación. Y en Veracruz con especial énfasis.
De acuerdo con el Instituto Mexicano de la Competitividad, el gobierno de Cuitláhuac García entregó el 78 por ciento de la obra pública durante 2021 por vía de la adjudicación directa, es decir, sin someterla a concurso, sin transparencia y a empresas de reciente creación o sancionadas por la Secretaría de la Función Pública. En 2022 no se espera nada diferente.
En lo político, Veracruz es un absoluto desastre. Hay un gobernador que no gobierna, pues son otros los que “mueven los hilos”. Se desvían descaradamente recursos públicos para promover las aspiraciones sucesorias de su cabeza de grupo. Y las pasiones personales afectan el desempeño y las decisiones públicas, pues se permiten corruptelas, se beneficia a los “amigos” y “amigas” con cargos y contratos y se vulnera todo el tiempo la división de poderes.
En materia de finanzas, la deuda de Veracruz sigue creciendo, no se deja de pedir prestado año con año y ahora ya hasta rescates financieros se le suplican al gobierno federal para tapar los boquetes financieros producto de una mala administración y del desvío de dinero para cuestiones políticas.
La seguridad pública está en manos de criminales que se desaparecen y se matan entre sí, mientras los altos mandos hacen enormes negocios extorsionando alcaldes a los que les encajan contratos para que algunas empresas “consentidas” les vendan equipo a precios estratosféricos, que no se pueden negar a pagar.
El resultado es un escenario de pesadilla. De acuerdo con el documento “Galería del horror: atrocidades y eventos de alto impacto registrados en medios periodísticos enero-octubre 2022”, realizado por la asociación civil Causa en Común, Veracruz ocupa el primer lugar nacional en número de víctimas de atrocidades, entre las que destacan asesinatos de mujeres con crueldad extrema, tortura, mutilaciones, descuartizamientos y destrucción de cadáveres, y asesinatos de actores políticos, con mil 166 víctimas registradas entre enero y octubre de este 2022.
Cuatro años después, Veracruz sigue en manos de un gobierno tan atroz como sus antecesores y como los crímenes que no persigue, que manipula y que muchas veces comete.
Pero seguro Cuitláhuac tiene “otros datos”.
El “striptease” de AMLO
Entre los muchos logros de la marcha del pasado domingo en defensa del sistema democrático del país, uno de los más grandes fue evidenciar el nivel de intolerancia del régimen lopezobradorista hacia la libertad de pensamiento, así como la rabia que les produce que la sociedad civil se organice sin necesidad de una dádiva ni una amenaza de por medio.
El que hizo un grotesco “striptease”, “encuerándose” como tiranozuelo, fue “ya saben quién”.
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