Hace poco conversaba con un amigo, me contó que él y su roomie (quien vivía lejos de su familia y estaba pasando una mala racha) platicaban en el sillón de su casa sobre cómo les había ido en la semana, en eso se puso a llorar y le dijo que a veces sólo necesitaba un abrazo, mi amigo lo único que pudo hacer fue decirle que no se preocupara e invitarle unas cervezas para que ya no estuviera triste, pensó en abrazarlo pero no lo hizo por ser dos hombres viviendo juntos platicando de sus sentimientos (sí, así de frágil es la idea de la masculinidad), todo esto podría pasar por una historia graciosa, el detalle es que a nivel mundial los varones encabezan las estadísticas de consumo de alcohol y drogas, todo esto asociado a la incapacidad de lidiar con sus propios sentimientos, saque usted sus propias conclusiones.
Cada determinado tiempo vemos en las oficinas de gobierno a las personas que trabajan ahí usar moñitos de color rosa en su ropa para concientizar sobre el cáncer de mama, de igual modo conocemos muchas campañas para combatir el cáncer cérvico uterino, existen miles de asociaciones civiles que se dedican a recaudar fondos para apoyar a las mujeres que sufren de estas enfermedades, concientizar sobre la importancia de la auto exploración y prevención ha sido el propósito de múltiples campañas, sin embargo poco es lo que escuchamos sobre el cáncer de testículos y los miedos al asistir a un examen de próstata.
En cuestión de paternidad el simple hecho de no poder o querer comprometerse con la responsabilidad que implica tener una tener familia ya se me hace suficiente tema de análisis pero ahora centrémonos en los hombres que se separan de sus parejas y quieren tener la custodia de sus hijos e hijas pero no pueden porque las leyes favorecen a las mujeres debido a la idea (machista) de que son las mejor preparadas para su formación sin siquiera investigar quién les va a proporcionar las mejores oportunidades para desarrollarse como seres humanos íntegros, estamos hablando de que las consecuencias de privar a una persona de la presencia de un padre afectan tanto a niños como a niñas en su educación y el resultado de ello puede ser de por vida, es aquí donde se empiezan a borrar las barreras que pensábamos existían de quiénes son las verdaderas víctimas del sistema patriarcal.
En mi vida cotidiana veo a muchos compañeros defendiéndose a capa y espada de las feministas, quienes consideran están atacándolos sin sentido, sin entender que la verdadera lucha no es contra los hombres sino contra el régimen machista que nos ha limitado de nuestro verdadero potencial para realizarnos en la actividad que queramos por miedo a los prejuicios sociales que hemos adoptado desde el vientre de nuestra madre.
“Te hace falta ver más bax”, ese súper hombre que se aparece cada que quieres hacer algo que no es suficientemente macho, no demuestres tus sentimientos, no hables de las cosas que te lastiman, no cuides de tu salud ni de tu imagen física, no abraces a tus hijos, ten muchas mujeres y no te comprometas con ninguna, realmente la desigualdad de género no es problema únicamente de mujeres, estamos en el mismo equipo, el machismo y la misandria (odio hacia los hombres) son dos caras de una misma moneda, vamos a poder avanzar en la medida en que hagamos equipo para erradicar la brecha que divide los derechos de hombres y mujeres a acceder a oportunidades igualitarias.