Una de las
tantas definiciones que existen de la palabra “lenguaje” hace referencia a su
estrecha relación con nuestro modo de procesar la realidad que nos rodea ya que
se le describe como “la capacidad para expresar pensamientos y sentimientos por
medio de la palabra”, de modo que podemos encontrar algunas palabras que no
tienen traducción en otro idioma, precisamente porque la forma en que
percibimos el mundo cambia de acuerdo a la cultura a la que pertenecemos, un
ejemplo podría ser “estrenar”, que hace referencia a usar algo por primera vez,
si quisiéramos traducirla al inglés tendríamos que usar diferentes términos
para intentar acercarnos al significado que le damos en español, como podemos
ver el léxico es un claro reflejo de lo que se encuentra en la mente de las
personas.
El lenguaje
incluyente es aquel que intenta evitar la discriminación de género a través del
uso adecuado de las palabras, de modo que sea reconocida la participación de
las mujeres en los diversos ámbitos que comprende la vida humana, cuando
hablamos de la historia de México siempre nos referimos a “los hombres
valientes que lucharon en la revolución, a los héroes que nos dieron patria
para que hoy fuéramos ciudadanos libres”, rara vez nos referimos a “las
mujeres” que hicieron esto posible, como dijo George Steiner, profesor y
teórico de literatura “lo que no se nombra no existe”, cuando usamos el
masculino como genérico para referirnos a la totalidad de personas estamos
excluyendo de nuestro esquema mental la idea de que también existen mujeres.
A pesar de
que el lenguaje incluyente no es algo nuevo aún nos encontramos con
resistencias para su integración en la vida cotidiana y al interno de las
instituciones, algunas críticas se basan en las reglas gramaticales o en las
normas trazadas por la real academia de la lengua, sin embargo no se toma en
cuenta que estas son también construcciones sociales, si nos encontramos con un
grupo de diez personas conformado por nueve mujeres y un hombre por regla nos
referimos al grupo en masculino, sin importar que en su mayoría sean mujeres,
esto va más allá de la gramática, es más bien algo ideológico.
Cuando remarcamos
la importancia de reconocer el trabajo realizado por las mujeres, su
participación en la política o en otros rubros de la vida pública contribuimos
a la igualdad, lo cual nos beneficia como seres humanos, no podemos avanzar
como sociedad sin el reconocimiento absoluto de los derechos de todas las
personas que la integran, de acuerdo al artículo cuarto de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, varón y mujer son iguales ante la
ley, para realmente llevarlo a la realidad es necesario, en primer lugar,
hacerlo visible.