Es impresionante ver en las noticias el número de personas que integran la caravana de migrantes que ingresó a México en días pasados con dirección a Estados Unidos.
Es impresionante ver en las noticias el número de personas que integran la caravana de migrantes que ingresó a México en días pasados con dirección a Estados Unidos.
Es impresionante ver en las noticias el número de personas que integran la caravana de migrantes que ingresó a México en días pasados con dirección a Estados Unidos, no se tiene un número exacto pero se calculan entre 5mil y 7mil seres humanos, desde infantes cargados en brazos hasta gente de la tercera edad, en su mayoría de Honduras, aunque el grupo es tan diverso que también hay quienes han migrado desde El salvador, Guatemala, inclusive se rumora de otros países de oriente, lo cierto es que este suceso puso en el ojo público la situación que muchas veces se vive al migrar a otro país de manera ilegal.
México tiene un amplio historial en lo que a migración ilegal respecta, son muchos los factores que influyen para que este fenómeno se repita, los dos más sobresalientes son el hecho de colindar con Estados Unidos, al cual vemos como una buena posibilidad para mejorar nuestra calidad de vida y que aproximadamente el 44% de nuestra población vive en la pobreza o pobreza extrema, no es de extrañarnos que el presidente Donald Trump haya basado su campaña de manera casi exclusiva en las políticas duras de deportación de mexicanos, el mismo miedo que provocó en gran parte de la nuestra población la caravana de migrantes es el que les ocasiona a los ciudadanos americanos nuestra presencia.
Hay algunas situaciones en común que viven las personas migrantes en su paso hacia la frontera sin importar su país de procedencia, se estima que 7 de cada 10 mujeres que migran desde Centro América hacia Estados Unidos son violadas, 9 de cada diez sufren de algún tipo de abuso sexual, es importante resaltar también que cuando se dan este tipo de desplazamientos coincide con un aumento dramático en los casos de desaparición forzada, esto mayormente para fines de trata, inclusión al crimen organizado y tráfico de órganos, si bien ello es al margen de la ley también hay evidencia de las secuelas a las que se enfrentan las familias que fueron separadas de sus hijos e hijas menores de edad por los gobiernos responsables de su deportación, en definitiva ninguna persona se va de su país para exponerse a una desgracia por gusto, tiene que haber una razón de vida o muerte.
No importa si se migra de manera legal o no, múltiples tratados internacionales defienden sus derechos por el hecho de ser seres humanos, recibir tratamiento médico gratuito en situaciones de gravedad, acceso a la educación laica y gratuita, derecho a la impartición de justicia, preservación de la unidad familiar, lo cual se ve traducido a la prohibición de separar familias, caso contrario a lo que sucedió hace poco en la frontera con Estados Unidos y que resultó en múltiples críticas por parte de organismos que buscan el respeto de los derechos humanos a nivel mundial, lo cierto es que todas las personas somos ciudadanas del mundo, si bien cada país tiene una legislación distinta en materia de migración nuestros derechos fundamentales tienen que ser respetados, ante todo tiene que reinar la civilidad y el sentido común, no son criminales, son personas en situación de necesidad extrema, ahora más que nunca hace falta ponerse en el lugar de la otra persona.