Existen muchas críticas en torno al modo en que se ha puesto en práctica la inclusión de las mujeres en el mercado laboral.
Existen muchas críticas en torno al modo en que se ha puesto en práctica la inclusión de las mujeres en el mercado laboral.
Vivimos en una sociedad capitalista y patriarcal, lo cual resulta en desigualdades por motivos tanto económicos como de género, de modo que una persona con dinero es tratada distinto que alguien pobre, así como un hombre tiene una posición jerárquica superior a la de una mujer, los medios para la obtención de recursos están mayormente al alcance de los hombres, ya que las actividades tradicionalmente asignadas a las mujeres son casi siempre no remuneradas, dejándonos en una situación aún mas vulnerable, es por ello que el empoderamiento de la mujer no está completo si no cuenta con las herramientas para ser económicamente auto suficiente.
Existen muchas críticas en torno al modo en que se ha puesto en práctica la inclusión de las mujeres en el mercado laboral, ya que la sobre explotación a la que muchas veces se nos forza no puede ser sinónimo de liberación, la brecha salarial y la doble o triple jornada a la que nos enfrentamos sigue siendo una realidad, por citar un ejemplo, se estima que esta brecha es solo del 1% entre hombres y mujeres cuando ambos están en situación de soltería pero al momento de ejercer la maternidad se dispara a 37.5%, el capitalismo no perdona ninguna actividad que no genere ganancias, no es de extrañarnos que en los últimos 28 años solo una mujer mandataria ha dado a luz, pareciera que los puestos de toma de decisiones no son compatibles con la crianza de los hijos e hijas.
Otra de las consecuencias de este sistema es el excesivo consumo de recursos naturales sin importar el impacto ecológico que pueda causar, una mujer ocupa un aproximado de 13 mil 320 toallas femeninas o tampones durante su vida fértil, lo cual equivale a unos 26 400 pesos estimando que cada unidad tuviera un costo de dos pesos, esto no solo causa un deterioro ambiental en nuestro entorno sino que también es un factor que propicia la desigualdad económica, lo peor del caso es que existen productos como la copa menstrual que no generan residuos y su costo es mínimo, esos mismos motivos son los que convierten a la copa menstrual en una enemiga de las grandes compañías que buscan enriquecerse usando nuestra falta de información como su principal arma, lo mismo sucede con la lactancia materna, al ser gratis atenta contra los suplementos lácteos para bebés.
Una de las herramientas más efectivas para eliminar la brecha de desigualdad de género que se acentúa con la desigualdad económica es la educación, con ello no me refiero necesariamente a la escolarización sino al genuino aprendizaje de nuestro ser, comprendido como el entendimiento de nuestro cuerpo de manera integral, el ejercicio de nuestra sexualidad y la oportunidad de desarrollarnos en cualquier profesión, cabe señalar, va de la mano con el acceso de nuestros compañeros hombres a una educación de igual calidad y dirigida el mismo sentido de auto conocimiento, el feminismo busca una genuina igualdad de derechos entre ambos género respetando sus diferencias, esto incluye el acceso a los recursos para una vida digna.