Cuando decimos que hombres y mujeres somos iguales no referimos a la necesidad de cabal reconocimiento de nuestros derechos ante la ley
Cuando decimos que hombres y mujeres somos iguales no referimos a la necesidad de cabal reconocimiento de nuestros derechos ante la ley
Cuando decimos que hombres y mujeres somos iguales no referimos a la necesidad de cabal reconocimiento de nuestros derechos ante la ley, así como del goce de oportunidades para ambos sexos, sin embargo, físicamente están más que claras una serie de diferencias que si las obviamos caemos en el riesgo de ignorar que para llegar a la tan anhelada igualdad lo primero que se necesita es precisamente con base en estas diferencias darle a cada quien lo que le corresponde, para poner un ejemplo, el ausentismo de niñas en la escuela en muchos lugares va de la mano con la falta de condiciones para atender a su periodo menstrual, cosa que los niños no viven.
Otra de las diferencias que han abierto debate en torno al reconocimiento diferenciado de derechos ha sido el periodo de permiso laboral otorgado por maternidad/paternidad, la tendencia a nivel mundial es aumentar el número de días de licencia por paternidad para que se ejerza de manera responsable y se cree un vínculo familiar más fuerte, el detalle está en que el cuerpo de los hombres no se ve comprometido durante el parto, además que el darle más días en casa no garantiza por si solo el involucramiento en el puerperio, si de aborto hablamos, he escuchado en múltiples ocasiones que los hombres que abandonan a sus hijos es como si abortaran, pero la realidad es que su integridad física no corre peligro solo con macharse, no así con el proceso que implica una interrupción del embarazo en las mujeres.
Siguiendo esta línea de la paternidad responsable y planificación familiar, se nos ha dejado a las mujeres casi por completo la responsabilidad de cuidarnos si es que no queremos estar embarazadas, de todos los métodos anticonceptivos básicamente solo existen dos enfocados a los hombres, uno de ellos es el condón (que aún se le exige a las mujeres que si no quieren quedar embarazadas lo usen, aunque las mujeres cis no tengamos pene) y la vasectomía, ¿por qué si las mujeres solo podemos quedar embarazadas y llevarlo a término solo una vez al año y los hombres pueden llegar a embarazar a 365 mujeres por año se nos carga la responsabilidad de la anticoncepción a nosotras? Quizás porque también el cuidado de los hijos es socialmente responsabilidad casi exclusiva de mujeres, aquí inicia una de las grandes barreras que enfrentamos desde la concepción para garantizar la igualdad.
La igualdad es un concepto abstracto al que en definitiva solo podremos llegar si nos involucramos de igual modo en garantizar a cada individuo el acceso a los recursos necesarios para su desarrollo, esto implica que nuestras diferencias de género no se vean traducidas en una desventaja, aceptar la responsabilidad propia y colectiva en la construcción de una estructura social mucho más equitativa es lo que nos puede llevar a una mejoría, así que la próxima que escuchen que “nunca podremos ser iguales porque ni siquiera físicamente lo somos” recuerden que no se busca quitar esas diferencias sino que ellas no sean un impedimento para que cada quien logre realizarse de manera integral.