Dos noticias llamaron la atención de la población los últimos días, en gran parte por el nivel de violencia de los hechos narrados y debido a quienes eran señalados como culpables de múltiples abusos contra civiles, en una de ellas relataban como policías violaron a un profesor después de haberlo detenido sin justificación, en otra nota trascendió que cuatro policías detuvieron arbitrariamente a una menor de edad y cada uno de ellos abusó sexualmente de ella, el primer caso sucedió en el Estado de Veracruz y el segundo en Ciudad de México, hasta ahora no hay detenidos por dichos crímenes.
Por desgracia estos no son casos aislados, están documentados en todo el país muchos más abusos por parte de fuerzas policiales y militares, sus víctimas son mayormente mujeres, pero también han llegado a torturar sexualmente a hombres, existen informes sobre conflictos bélicos en todo el mundo donde describen como el ejército usa la violencia sexual como arma, podemos darnos cuenta de que este tipo de ataques no son resultado de una casualidad sino que es un modo de operar para lastimar y quebrantar a quienes lo viven, por desgracia son pocos los agresores que llegan a enfrentar la justicia, en gran parte debido a que el mismo sistema les protege.
Usualmente cuando hablamos de casos de mujeres que han sido violadas la opinión pública se centra en cómo iba vestida, a qué hora estaba en la calle, si había bebido o había consumido alguna droga, todo ello reforzando la idea de que ella misma lo pudo haber provocado y que su agresor simplemente no pudo resistirse a sus instintos, se tiene ubicado al placer como móvil de la violación, sin embargo, en realidad lo que busca el violador es someter y humillar, es imponerse sobre una persona en situación vulnerable que no puede defenderse, por ello que un grupo de policías que abusan del poder que les ha conferido el Estado es una idea aterradora, estamos hablando de que quienes tendrían que cuidarnos pueden cometer cualquier delito sin ser procesados por él, es la violencia machista y patriarcal llevada al extremo del sadismo.
No podemos dejar que este tipo de casos sigan sucediendo sin tener consecuencia alguna, diversos grupos feministas se han movilizado para exigir que los culpables sean castigados y que la víctima tenga acceso tanto a la justica integral como a la reparación del daño (en la medida de lo posible) por parte del gobierno, la violencia sexual es resultado del abuso de poder solapado por la sociedad y las autoridades, desde este espacio me uno a las voces que exigen justicia, estamos cansadas de vivir en un país feminicida, justicia para las víctimas de violencia machista, basta de gobiernos cómplices, para acabar con esta ola de violencia hacen falta medidas re educativas, políticas públicas con perspectiva de género, pero también hace falta castigar a quienes delinquen, es lo que ahora esperamos.