​No entienden que no entienden.

En septiembre del año pasado se hizo mediática una conversación que el senador Ismael Cabeza deVaca sostuvo con otras dos personas en whatsapp, en ella compartía la foto de una mujer joven y pedía “el número de su padrote”, así como otras frases de índole sexual, después de infinidad de críticas el senador pidió una disculpa en redes sociales, donde lamentaba haberse expresado en una conversación privada de manera misógina, recalcando que había sido solo una broma inapropiada, de nuevo, las reacciones no se hicieron de esperar. 

La mayoría de usurarios en redes pidieron su renuncia e hicieron notar que esto de ningún modo fue una disculpa, ya que no lamentaba hecho alusión a incurrir en un delito (el hablar de un intercambio sexual que implica un tercero intermediario que se ve beneficiado de la explotación de alguien más está tipificado como trata), así como que en su texto hacía alusión a que su conversación era privada, como si eso convirtiera en menos indebida su acción, por desgracia a pesar de la presión social no hubo un reconocimiento cabal de su responsabilidad ni tampoco fue destituido, únicamente quedó como una anécdota más que el senador Cabeza deVaca podrá contar en su vejez como si se tratara de una travesura.

Hace apenas unos días, en plena campaña por la dirigencia del PAN estatal, Alfredo Grajales (quien es parte de la fórmula que encabeza Pepe Macha), lanzó insultos misóginos hacia su compañera de partido Alma Rosa Hernández, en el audio de la reunión se escucha también las voces de varios hombres que se solidarizan con estas actitudes machistas, para mi sorpresa Grajales no tardó mucho en dar una disculpa pública por lo que había sucedido, pero al igual que el Senador Cabeza deVaca poco o casi nada es rescatable de dicha “disculpa”.

En ningún momento asumió su error al utilizar un evento político para propagar ideas de odio por motivos de género, no hizo un intento por reparar el daño, no invitó a quienes le leían a erradicar la violencia de género y a la brevedad llamó la atención a “no se distraigan”, la disculpa fue solo “por si su dicho fue motivo de ofensa”, por desgracia todo apunta a que, una vez más, este tipo de acciones quedarán como plática de sobre mesa, sin ninguna repercusión para quienes las llevan a cabo.

Pasa el tiempo y no se acaba de entender, no se entiende que los discursos de odio preceden a los crímenes de odio, que normalizar la violencia contra las mujeres (o cualquier otro ser humano) es garantía para que el índice de asesinatos y feminicidios sigan en aumento, no se entiende que la violencia sexual es algo despreciable, no acabamos de entender que si no hay consecuencias para quienes con toda impunidad rompen las leyes entonces estamos lanzando el mensaje de que quien quiera puede transgredir a una mujer y seguir su camino como si nada hubiera pasado, no se entiende la importancia de visibilizar la violencia desde su raíz, vaya, para resumir, estos actos de simulación nos dan una panorama muy claro, no entienden que no entienden.​