Como medida preventiva ante la pandemia del covid-19 se suspendieron clases desde el 23 de marzo pasado, en algunos Estados comenzaron desde una semana antes, esto se traduce en alrededor de 26 millones de alumnos tan solo en el nivel de educación básica que pasarán mayor tiempo en casa, derivado de esta decisión la SEP ha tenido que sortear toda clase de obstáculos para aminorar el impacto de la pérdida de clases presenciales y ha puesto en marcha desde clases en línea para quienes cuenten con el equipo necesario hasta la distribución de cuadernillos de estudio en zonas marginadas pero hay una gravísima situación que se ha descuidado por parte de todas las instituciones y va más allá del rendimiento escolar, como consecuencia de la cuarentena ahora tenemos conviviendo a nuestra población más vulnerable con agresores sexuales de manera ininterrumpida y sin apoyos externos.

En México somos el primer lugar a nivel mundial en abuso sexual infantil, siendo los padres, hermanos, primos, abuelos y padrastros los principales agresores sexuales de niños y niñas, así como amigos cercanos de la familia, lo que hace del propio hogar el lugar más peligroso para los menores que sufren esta situación; el papel principal que juega la escuela es el de alfabetizar y enseñar ciertos conocimientos básicos necesarios para que el grueso de la población tenga una formación común, pero no podemos dejar de lado su función socializadora de los individuos en la primera infancia y de identificadora de problemáticas que pudieran presentarse entre el alumnado, dentro o fuera del salón de clases, de modo que es posible prevenir agresiones sexuales y en caso de detectarse una situación de abuso sexual es posible actuar en consecuencia, esto en tiempos de cuarentena es básicamente imposible.

Se estima que el 60% de la pornografía infantil que se consume en el mundo proviene de México, esto a pesar de que su producción, almacenamiento y difusión son un delito, no ha habido ley o medida que baje esta cifra, aunado a ello el consumo de pornografía infantil ha aumentado en un 50% en la deep web y en los buscadores de internet más utilizados a partir de que nos fuimos a cuarentena, no podemos ignorar que la pornografía es un negocio multimillonario, si los consumidores demandan la producción de vídeos que impliquen la violación de menores la respuesta de quienes están en esta industria es hacer más, no es de extrañarnos que plataformas especializadas en pornografía pusiera su contenido “Premium” de manera gratuita durante este periodo, lo importante es mantener enganchados a los usuarios, en realidad es una inversión a corto plazo, aunque ello signifique la explotación de millones de mujeres, niños y niñas.

No tenemos un plan claro por parte del gobierno federal, a pesar de que ya estamos en fase 3 de la pandemia aún no sabemos cuáles son las acciones con perspectiva de género que estarán implementando ni las específicas para atacar la problemática del abuso sexual de menores en casa, aun así, contamos con algunas herramientas para hacerles frente, en los institutos municipales de las mujeres podemos acercarnos para recibir asesoría, así como en los distintos DIF y Ayuntamientos, tenemos el 089 que es el número de denuncia anónima en el Estado de Veracruz, así como el 911 donde podemos reportar emergencias, no importa si estamos a media pandemia, todos ellos siguen operando en situaciones donde la vida e integridad de las personas corren peligro, si sabes de algún caso de un menor en riesgo de abuso o que ya lo haya sufrido es indispensable la denuncia, estamos viviendo una circunstancia sin precedentes, por ello quizás más que nunca antes necesitamos permanecer unidos y hacer valer nuestro derecho de vivir en paz, muchos niños y niñas no pueden buscar ayuda, pero tú y yo sí, podemos frenar el abuso sexual.​​