El 2021 hasta ahora no promete ser bueno para las mujeres en Veracruz, en años anteriores encabezamos las listas de Estados más peligrosos para ser mujer, al grado de alcanzar el primer lugar a nivel nacional en feminicidios, a pesar de ello, vemos más ojos centrados en las próximas campañas que en la estrategia y recursos necesarios para contrarrestar la violencia machista, esto ha resultado en un alza de delitos cometidos en contra de mujeres, adolescentes y niñas, situación que ningún discurso ni comunicado emitido por las autoridades competentes ha logrado disimular.
El feminicidio es la forma más extrema de violencia contra las mujeres, es básicamente torturar por razones de género y hacer alarde de ello con total impunidad, sin embargo, no es la única forma de violentarnos, el hecho de tener cifras tan altas de feminicidios en Veracruz nos habla también de que el ambiente es mayormente hostil para todas, independientemente de nuestro estrato social o de nuestra ocupación, de modo que cualquiera de nosotras podría ser víctima de la comisión de un delito, desde las amas de casa hasta las diputadas y alcaldesas han sufrido las consecuencias de la falta de acciones para garantizar su seguridad.
Este lunes nos sacudió la noticia del feminicidio de Gladys y Carla, una ex diputada y su hija (quien también participaba de la vida política de su comunidad), con ello suman 9 feminicidios en lo que vamos del mes de febrero y solo unos meses después del feminicidio de Florisel, quien en vida fue alcaldesa del municipio de Jamapa, como las otras víctimas de estos crímenes han sufrido de revictimización al culparles de su propia muerte o criminalizarlas debido a la actividad a la que se dedicaban, intentado quitarle responsabilidad a sus agresores y a quienes tendrían que procurar justicia.
Es casi increíble como el hecho de ser mujer puede significar en tener más probabilidades de morir de forma violenta, en nuestra propia casa, en manos de una persona cercana y con pocas o nulas posibilidades de recibir justicia, pero me parece aún más increíble que con todos estos casos y la documentación que existe sobre ellos no se activen los mecanismos necesarios para ponerle freno a la violencia feminicida, desde este espacio nos unimos a las voces que exigen seguridad para todas las veracruzanas, no podemos seguir siendo solo espectadores de la masacre que vivimos, necesitamos fortalecer las instituciones encargadas de hacer frente a la violencia de género y hacerle llegar a toda la población las rutas de acción en caso de ser víctima, ni una menos.